El tiempo, una cuestión personal.

A lo largo de la historia hemos ido comprendiendo el tiempo, pero sobre todo hemos aprendido a manejarlo a nuestro favor. Empezamos haciendo rudimentarios calendarios solares para entender las estaciones del año, pero hoy lo medimos con absoluta precisión y lo usamos para coordinar todos los eventos que suceden a lo largo del planeta las 24 horas del día. El tiempo nos conecta a todos.

Y nuestra experiencia nos dice que el tiempo fluye sin detenerse y a la misma velocidad, pero no es así. Creemos que ese tiempo que nos conecta a todos es uno solo y que no depende de nosotros, pero no, el tiempo es personal.

Para entenderlo, propongo empezar hablando de velocidad. En este momento estoy sentado en un avión. ¿Cuál es mi velocidad?  La respuesta podría ser cero puesto que hasta el cinturón de seguridad tengo ajustado, pero también podría ser 880 kilómetros por hora, que es la velocidad de crucero de un vuelo comercial. Pero si consideramos que estoy volando sobre la superficie del planeta, la respuesta entonces podría ser 1,600 Km por hora, que es la velocidad a la que gira, o podría ser 104,400 Km por hora, que es la velocidad a la que la tierra se mueve alrededor del sol. O mejor aún, si pensamos que el sol gira alrededor de la Vía Láctea y nuestra galaxia se desplaza a través del espacio, entonces la respuesta sería 1.6 millones de kilómetros por hora.

¿Cuál es la respuesta correcta?… Todas. Depende del punto de vista, o mejor dicho, del marco de referencia. Cualquier persona estaría de acuerdo con que simplemente cambiando la referencia, mi velocidad es diferente y esto hace completo sentido cuando pensamos en un fenómeno que todos hemos experimentado; me refiero al típico coche que te rebasa en carretera. Si tú vas a 100 Km/hr y ellos a 120, cuando te pasan los observas desplazarse lentamente, a velocidad de zona escolar, concretamente a 20 Km/hr, que es la diferencia entre ambos autos. Sin embargo una persona parada al lado de la carretera mediría la velocidad de ese auto y diría que va a 120. ¿Quién está en lo correcto? Ambos y para no entrar a los términos relativísticos, digamos simplemente que la velocidad depende de dónde está la persona que la mide.

Bueno, pues el tiempo, se comporta igual, exactamente igual. Por su puesto que nuestra vivencia nos dice que no, que el tiempo fluye a su propio paso y no hay nada que uno pueda hacer para desacelerarlo o detenerlo. Pero a pesar de eso, el tiempo es igual de relativo que la velocidad y depende de quien lo mida.

Veamos paso a paso. Para movernos de un lado a otro necesitamos invariablemente hacerlo a cierta velocidad. La velocidad puede ser lenta o rápida, pero no te puedes mover sin ella y mientras lo haces el tiempo “corre”. En suma, para desplazarse se necesitan velocidad y tiempo, ¿correcto? Bueno, pues ahí está, si al moverse la velocidad es relativa ¿por qué el tiempo no habría de serlo? Los dos componentes que son necesarios para moverse de un lugar a otro son relativos y dependen de dónde esté la persona que los mide. Así de sencillo. Y es que lo que llamamos “correr” del tiempo no es más que la velocidad a la que el tiempo se desplaza, ¿o no? ¿Y no acabamos de demostrar con nuestra experiencia cotidiana que la velocidad es relativa? Pues sí.

Pero ahora la pregunta obligada es que, si el tiempo es igual de relativo que la velocidad, entonces ¿por qué no observamos esa relatividad de manera tan evidente? Porque aunque ambos son relativos, no lo son en la misma medida, por lo menos no a las velocidades a las que cotidianamente nos desplazamos.

Para dar un ejemplo concreto, usemos un avión y un par de relojes idénticos y sumamente precisos. Si dejamos uno de ellos en tierra y el otro lo subimos para que viaje a 880 Km/h durante 24 horas, al regresar observaremos que el que voló está 0.000000029 segundos retrasado con relación al que quedó en tierra. Claramente no es mucho, pero eso significa que el tiempo del que voló “transcurrió” más lento que el que se quedó y eso demuestra que el tiempo también es relativo. Dicho sea de paso, aclaro que este experimento que acabo de relatar no es hipotético, sino que ya ha sido repetido en suficientes ocasiones en las últimas décadas como para que ya no quede duda.

Entonces, si viajas en un avión durante una hora, tu tiempo “transcurre” aproximadamente 0.000000001 segundos más lento que los de las personas que están en tierra, considerando el valor del párrafo anterior, dividido entre 24 horas y estimando un 80% de velocidad de crucero, 10% del tiempo en aceleración y otro 10% de desaceleración. Los cálculos reales podrían ser diferentes, pero como estamos tratando con números tan pequeños no es relevante, no te preocupes, mi querida lectora.

Para hacerlo concreto y práctico, por cada hora de vuelo tu tiempo “transcurre” un nanosegundo más lento que el de la gente que está en tierra. O dicho de otra manera, el tiempo de los que se quedaron en tierra “avanza” más rápido que el tuyo y cuando aterrizas ellos ya van un nanosegundo adelante que tú en sus vidas; es decir, estás llegando 1 nanosegundo al futuro de los que no volaron.

No es mucho, la verdad, es básicamente nada, es la milmillonésima parte de un segundo, que ya de entrada tampoco es nada. Sí, por supuesto, pero eso es ahorita, ¿qué pasará cuando viajemos en el espacio a altas velocidades, digamos al 50% de la velocidad de la luz? Bueno, pues definitivamente ahí los efectos serán evidentes. Para darte una idea, si viajas 24 horas a la mitad de la velocidad de la luz, llegarías 3 horas y 43 minutos al futuro de los que no volaron. No es tampoco tanto, pero igual y te pierdes la cena y entonces sería evidente la relatividad del tiempo, como hoy lo es la de la velocidad.

Ahora, para volar a la mitad de la velocidad de la luz, la verdad es que nos falta mucho, mucho, realmente mucho. Hoy en día nuestras naves espaciales viajan aproximadamente al 0.003% de la velocidad de la luz. Nada. Y entonces, ¿para qué preocuparse de la relatividad del tiempo si no tiene efectos que realmente nos importen? ¿Cuál es la necesidad de escribir este largo artículo sobre algo que no implica nada para nadie en la vida diaria?

Pues sí, lo entiendo, sin embargo, los relojes de los satélites se corrigen todos los días para compensar esas pequeñas diferencias relativísticas, porque de lo contrario el GPS que diariamente usamos tendría precisión de kilómetros y no de metros como estamos acostumbrados. ¿Waze? ¿Google Maps? Olvídalo, nunca podrían funcionar sin estas mini-minúsculas correcciones. La relatividad del tiempo es tan lejana y tan cercana como la quieras ver.

Y así la historia de nuestro entendimiento del tiempo. Empezamos haciendo calendarios solares en donde el tiempo era el mismo para todos y después de siglos de estudiarlo entendimos que no es lo que creíamos que era. Hoy en día su relatividad, aunque insignificante, es paradójica y está en tu teléfono móvil, está en tu día con día, está en la palma de tu mano y la accesas con tu contraseña, o con tu huella digital.

Y por eso digo que el tiempo es una cuestión personal.

Juan Valles

Notas aclaratorias:

  • Entrecomillé las palabras “corre”, “transcurre” y “avanza” porque el tiempo no “pasa” a través de nosotros, somos nosotros los que nos movemos a través del tiempo. Es decir, no es que tu tiempo “transcurra” más lento, sino que tú te desplazaste en el tiempo a menor velocidad. Ya habrá oportunidad de escribir otro artículo dedicado a eso, lo prometo.
  • Para los curiosos, si viajas a la velocidad de la luz tu tiempo baja tanto “su velocidad” que se detiene, no “pasa”, pero eso no significa no envejecer, o vida eterna, significa que, eso, no pasa nada. Prometo también escribir sobre la paradoja de los gemelos un día de estos.
  • No solo la velocidad y el tiempo son relativos, también el desplazamiento porque desplazarse no es más que movimiento a través del espacio y el espacio también se puede “alargar” o “acortar”. Sobre esto no prometo nada porque sí está muy difícil.
  • Pido paciencia a la comunidad científica por tomarme ciertas libertades de “story telling” en aras de explicar algo que no es de experiencia cotidiana.
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Tierra.

Tierra, todos la hemos tenido en nuestras manos y hemos sentido sus gránulos entre los dedos. Pero, ¿de qué está hecha? ¿Por qué de ahí salen las plantas que sostienen la vida del planeta? ¿Cómo funciona? Pero sobre todo, ¿por qué funciona?

Obviamente son miles de sustancias las que la componen, pero pueden agruparse para entender mejor. Básicamente, la mitad es  agua y aire que están atrapados entre los grumos, más 45% de sustancias inorgánicas y 5% de materia orgánica… Ahí está, ese 5% es del que depende toda la vida que conocemos.

Por supuesto que los minerales intervienen de manera importante, pero la vida está hecha mayoritariamente de sustancias orgánicas. También el agua es  clave, pero ya he escrito sobre ella y sus particularidades, así que ahora toca el turno al suelo.

Veamos, pues. Si analizamos únicamente esa pequeña parte de materia orgánica, resulta que 10% son raíces, otro 10% son lombrices, pequeños seres vivientes, bacterias y demás, o sea, vida. Por otro lado, el 80% es humus, que no es otra cosa más que restos de seres vivos.

Y es que, si lo analizamos juntos, mi querido lector, todo lo que vive eventualmente muere y termina en el suelo para después descomponerse, pero esa descomposición existe por una regla fundamental de la naturaleza: los átomos se tienen que reciclar.

Los gusanos, hongos, algas, bacterias y otros, tienen la poco honrosa pero fundamental tarea de comerse a todos los muertos del planeta, llámese: hojas, tallos, insectos, animales y personas; a todos. Eso es lo que realmente es el 5% del suelo, un enorme proceso de digestión que toma moléculas muy grandes (proteínas, lípidos, etc.) y las corta en moléculas pequeñas. Es como tomar casas y partirlas hasta tener los ladrillos y todos los materiales de construcción separados.

Después viene la reconstrucción. Una zanahoria toma nutrientes para crecer, una lombriz se come una hoja muerta, una gallina se come a la lombriz, y la gallina y la zanahoria terminan en un caldo que se toma mi mamá en su embarazo. Y en ese fantástico viaje, átomos de hoja, lombriz, zanahoria y gallina terminaron en mí.

Y ahora la cascada de preguntas es inevitable: ¿Cuántas vidas pasadas están involucradas en que yo exista? ¿Quiénes fueron? ¿Cuándo vivieron? ¿Cómo vivieron? ¿Cómo murieron? ¿Tengo átomos que fueron de otras personas también? Y cuando yo muera, ¿a quiénes daré vida?

Ese 5%, más que materia orgánica, más que digestión, más que una recicladora de átomos, es una convertidora de vidas. O mejor dicho, es la unión entre muerte y vida, una conexión entre el pasado y el futuro. Es una enorme y maravillosa colección de historias, es… un vínculo entre vidas.

Tal parece que no somos más que átomos rentados.

Juan Valles

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La “imperfección” del agua.

En todas las culturas, el agua es sinónimo de perfección. Hay una íntima relación entre el agua, la pureza y la divinidad. Sin embargo, la tan conocida y confiable H2O no es así; tiene un defecto, una imperfección.

Cuando observamos un vaso de agua, en realidad estamos viendo trillones y trillones de moléculas. Es una cifra con 25 ceros en la que casi todas ellas se ven así:

Water

Pero unas pocas se encuentran separadas de la siguiente forma:

Water ions

Eso sucede porque las partículas de cualquier material líquido o gaseoso siempre se están moviendo y chocando. En ese proceso algunas de las moléculas de agua se separan, luego se unen y al mismo tiempo otras diferentes se separan y se unen, etc. Es un proceso completamente dinámico y aleatorio, pero lo importante es que en todo momento hay una pequeñísima parte que no es agua, sino “agua accidentada”, partida en iones H+ y OH.

Para darnos una idea, en cada litro en promedio hay 1.8 microgramos que están separados. Básicamente nada, porque para obtener un microgramo necesitamos tomar algo tan pequeño como un frijol y partirlo en un millon de pedacitos. Si podemos hacerlo y tomamos 2 de ellos, eso es más o menos la cantidad de agua que en un litro está separada.

Algo realmente pequeño y aparentemente imperceptible, pero resulta que de esa minúscula imperfección, mi querido lector, tu vida depende. No solo depende, digamos más bien que ahí vives, de ahí somos; la humanidad entera vive ahí, en esa zona de imperfección. Eso es pH 7.

Por tus venas deben circular unos 5 litros de sangre con un pH entre 7.35 y 7.45, lo cual significa un promedio de 3.2  a 4 microgramos de “agua accidentada” . Ahí vives, ese eres tú. Y si el promedio se sale de ese rango por una pequeña cantidad, los síntomas de acidosis o alcalosis empiezan. Si se mueve un poco más, digamos un 8%, el desenlace es fatal. Todo nuestro confort descansa en unos cuantos microgramos de agua partida.

Y de hecho toda la vida del planeta depende de ello. Cada especie en un pH diferente, pero todos en un rango muy cerrado de concentración. Toda esta maravillosa diversidad de plantas y animales que nos rodea, toda esta inconmensurable belleza de miles de colores, todo lo que hace especial al planeta, vive ahí. Cada quien en su rango de “imperfección acuosa”, pero todos ahí.

Y parece increíble que algo tan grande y valioso dependa de unas cuantas millonésimas de gramo “accidentadas” en colisiones aleatorias. Preocupa que la existencia dependa de algo así y nuestro instinto de conservación nos dice que “alguien” debe tener el control; pero la realidad es que no, nadie está a cargo de mantenerlo. El promedio de “agua accidentada” se mantiene porque las reglas que gobiernan los átomos, aunque aleatorias, son absolutamente seguras.

Entiendo que para algunas personas el hecho de que la vida esté basada en “accidentes aleatorios” pudiera quitarle lo especial y romántico a nuestra existencia, pero yo considero que es todo lo contrario. Me emociona pensar que esa pequeña imperfección del agua sea precisamente lo que la hace ideal para todos los seres vivientes de este planeta.

De hecho, la imperfección resulta perfecta porque toda esta maravilla viene de ahí. Las galaxias existen porque cada una de ellas fue una imperfección en el big bang; los planetas se forman con desechos nucleares de las estrellas; la vida en la tierra lleva 4,500 millones de años evolucionando a base de errores al copiar el ADN. Sin imperfección no habríamos mutado de primates a humanos. Existimos y pensamos porque la imperfección existe. Estamos aquí porque la imperfección nos hizo.

Y tú, mi querido lector, al igual que el agua, por ser imperfecto, eres perfecto.

 

Juan Valles

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Les convengo, luego existo.

La mayoría de la gente cree que química se trata de saber los nombres de los elementos, los compuestos, y por supuesto, la tabla periódica. Nada más alejado de la realidad. O como dijo Wolfgang Pauli en alguna ocasión: “eso no está ni siquiera equivocado”.

Para darle correcta dimensión, empecemos con una analogía. En el juego de ajedrez tienes un número limitado de piezas (32) y un número determinado de reglas (el alfil se mueve así, la torre asá, el caballo en “ele”…) y a pesar de sus límites, la cantidad de jugadas posibles es básicamente infinita.

En química es igual, posibilidades infinitas con un número limitado de átomos y reglas. Son 92 los elementos que ocurren de manera natural, pero de hecho son básicamente unos 50 los que conforman todo lo que nos rodea; así que el resto, para fines prácticos no participa. Y las preguntas obligadas son entonces: ¿Cómo pasas de 50 átomos a seres que caminan, piensan y escriben? ¿Cuáles son las reglas? ¿De dónde sale toda esta compleja diversidad que nos rodea? ¿Qué es lo que hace que los átomos empiecen a agruparse hasta formar moléculas de miles, cientos de miles y hasta millones de ellos? ¿Por qué se atraen unos a otros? ¿Cuál es el propósito? ¿En qué momento los trillones de átomos que me hacen “yo” decidieron “hacerme yo”? ¿Mis átomos se organizaron porque hay un propósito, o porque siguen simples reglas?

Un día voy a morir y los microbios llevarán a cabo la poco honrosa pero indispensable tarea de convertirme en moléculas menos complejas que serán aprovechadas para producir otras cosas. Me van a deconstruir porque todos mis átomos son reciclados y la naturaleza los necesita de regreso para seguir su curso. Algunos de ellos fueron creados poco después del big bang y otros en el centro de una estrella, pero antes de “hacerme yo” formaron parte de muchísimas otras cosas y seres diferentes. Yo tengo sentimientos muy personales hacia cada uno de ellos y estoy enormemente agradecido que se hayan organizado de esta forma, pero para ellos mi existencia es completamente irrelevante. Mis átomos no piensan ni deciden, no tienen edad ni les importa, no tienen sentimientos ni memoria; simplemente siguen las reglas del juego una y otra vez, de manera consistente y repetitiva por miles de millones de años.

Y aunque pueda parecer lo contrario, las reglas del juego atómico son muy simples, básicas, primitivas e inviolables. Hay muchas, pero tampoco tantas y aquí me quiero enfocar de manera general en la más elemental de todas. Si dos átomos se unen espontáneamente es porque las reglas del juego los empujan y no tienen mucha opción que digamos. Veamos porqué usando el ejemplo más sencillo, pero antes le pido al público más conocedor y experto que me permita dejar fuera algunos detalles porque este no es un paper, sino un humilde blog. Veamos pues:

H + H —-> H2

Aquí, dos hidrógenos se juntan para formar la molécula de Hy lo hacen porque les conviene, así de simple. Se combinan porque energéticamente les es favorable, como se puede apreciar en la siguiente gráfica:

Energía

La línea roja indica la trayectoria que siguen el par de átomos en el proceso de convertirse en molécula de hidrógeno. En suma, la pareja  ya combinada tiene menos energía que cuando están separados.  Sencillo, menos energía, esa es la razón. Si dos átomos de hidrógeno se encuentran, te lo juro, mi querido lector, inevitablemente se unirán. Y la verdad es que eso lo sabemos todos de manera intuitiva, porque el agua siempre fluye libremente hacia abajo, de hecho hasta que llega a lo más bajo, el mar, ¿correcto? Y así es como funciona el universo en buena medida, de bajada, en donde lo que sea más fácil es lo que va a ocurrir. ¿Hace completo sentido, no?

Y en la misma gráfica, si uno quisiera separar la pareja de hidrógenos, tendría que meterle energía porque es de subida. De nuevo, un principio sencillo que dominamos intuitivamente, no necesitas hacer nada para bajar una colina en bicicleta, pero sí necesitas mucho para subirla. Y entonces el universo es eso, una gigantesca suma de reacciones químicas de bajada y subida. Las de bajada suceden solas, las de subida necesitan energía y lo que implica disminuir el nivel de energía es lo que tiende a ocurrir con mucha mayor frecuencia.

¿Acaso soy entonces la bajada de los átomos que me forman? ¿Significa eso que están conmigo porque no tuvieron otra alternativa más que caer?

Así es. Uno a uno llegaron aquí por medio de una reacción química, en medio del único proceso para existir: deconstrucción y reconstrucción. Cuando comemos, en el estómago partimos los alimentos en moléculas pequeñas que por medio del intestino se absorben en la sangre y las células ensamblan esos bloques nuevamente para hacer “más yo” justo como en la reacción de arriba, en donde lo que menos energía implique es lo que va a suceder más frecunetemente.

Realmente, para ninguno de mis átomos fue opcional estar aquí. Llegaron en los alimentos y en el aire que respiro y se quedaron pegados a alguna parte de mi cuerpo porque fue lo más energéticamente favorable en ese momento. En general soy el estado de energía más bajo que pueden tener en este momento y ese hecho, por increíble que parezca, es lo único que los mantiene aquí. Les convengo, luego existo.

Pero al mismo tiempo, todos son parte de mi porque en esa sopa de reacciones químicas que somos, en esa combinación específica y en ese preciso momento, fue inevitable quedarse. Existimos por la suma de trillones de hechos inevitables y eso no puede ser mas que poesía.

Y de eso se trata química… de entender las reglas que hacen todo esto inevitable.

¿Cuáles son las reglas?

 

Juan Valles

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Agua: todo el mundo sabe… pero nadie sabe.

El 60% del cuerpo humano es agua. Somos sopas que caminan y piensan. El planeta, las plantas, los animales, todo lo que nos importa y todo lo fundamental es ella. Todo es agua.

Todos saben que es líquida, pero muy pocas personas en todo el mundo saben porqué es líquida. Todos saben que el hielo flota, pero son unos cuantos los privilegiados que pueden explicar cómo es que flota.

Y para todos es bella, pero son contados los que saben que la verdadera elegancia está en su arquitectura molecular; la que hace que todo lo que conocemos de ella se pueda explicar. Cuando termines este post, mi querido lector, serás uno de esos pocos privilegiados que beben agua de manera diferente. Bienvenido.

Veamos pues, esta es la famosa H2O:

Un átomo de oxígeno, conectado con 2 de hidrógeno a los lados. Simple, aparentemente no hay nada especial, pero he aquí la magia: como sabemos, una manera de imaginar un átomo es como si fuera un sistema solar, en donde el núcleo está en el centro y alrededor giran los electrones. Es algo así como esto:

La verdad es que los electrones no están así de organizados, es más, son todo lo contrario, pero la imagen de “sistema solar” ayuda a entender y lo importante en este caso es que al moverse tienden a estar más cerca del oxígeno que de los hidrógenos. Y como los electrones tienen carga negativa, eso provoca que la molécula sea ligeramente más negativa hacia el centro y más positiva hacia los lados, es decir, se forma un “casi” polo negativo y un par de “casi” polos positivos. O mejor dicho, se forma una zona positiva y una negativa.

Water-molecule20160520-5391-1dp8o4o¿Y que pasa cuando hay cargas positivas y negativas? Pues mira este video y luego seguimos platicando, viene lo bueno.

http://www.youtube.com/watch?v=aH2IbYs_XjY

El hidrógeno y el oxígeno son gases y en teoría, el agua también debería serlo a temperatura ambiente, pero no lo es porque cada molécula de agua está interactuando con otras. Esas interacciones las mantienen “ocupadas” y evitan que se “escapen”, como sucede en el estado gaseoso. Es como ir caminando por el patio de una escuela en el recreo, ves grupos de niños, uno aquí, el otro allá, etc. y sabes que en cada uno de ellos,  los chavos están juntos porque están interactuando.

Ciertamente, los puentes de hidrógeno en el agua se forman sólo por un instante, pero se están creando y destruyendo por trillones cada segundo y en promedio, cada molécula está constantemente conectada como a otras 3. Imagínate que cada una es como un imán microscópico, que momentáneamente es atraído por el polo opuesto de un vecino y se mueve, pero al mismo tiempo otro vecino lo repele porque los polos de contacto son iguales, el de arriba también lo rechaza y el que viene subiendo a gran velocidad mueve todo y la dinámica cambia, etc. Ahora multiplica eso por trillones en 3 dimensiones y eso es lo que está pasando en un vaso de agua que se ve así nada más, tranquilo y apacible.

El agua es líquida porque hay un ¡¡enorme y caótico frenesí conspirando para que así sea!! La siguiente ocasión que la bebas no podrás evitar pensar en todos los trillones de interacciones que estás rompiendo al hacer que fluya por tu paladar. Ya me dio sed, ahorita vengo.

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Es por eso que toma tanto tiempo calentarla; se va una gran cantidad de energía en romper todos esos enlaces para que pueda hervir y evaporarse. De manera general, si quieres romper todos los puentes de hidrógeno que hay en un litro de esta sustancia vital, necesitas más o menos las calorías que hay en un Gansito Marinela. ¡Es un montón de energía! Moraleja: toma mucha agua para que todos los pastelillos que te comes de postre se gasten en mantenerla líquida. Fantástico.

Por otro lado, el hielo es un sólido que, como todos los otros, debería pesar más que el líquido, y sin embargo es al contrario y flota porque la red tridimensional que forman todos esos enlaces provoca que haya más espacio entre las moléculas, es decir menor densidad. Como se aprecia en la siguiente imagen, en el agua líquida las interacciones suceden de manera aleatoria, pero conforme va disminuyendo la temperatura y las moléculas se acercan unas con otras, los puentes se empiezan a formar de manera muy regular y eso causa la expansión. La clásica lata de refresco que a todos se nos ha reventado al ponerla en el congelador, no es más que el resultado de trillones de puentes de hidrógeno, que por simple atracción y repulsión de cargas, se van organizando en hexágonos regulares y van ganando espacio hasta que parten el metal. Increíble.

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La naturaleza es bella y elegante hasta en la sustancia más simple y común. Y es la fantástica arquitectura molecular del agua la que hace todo este mundo posible, incluso las proteínas y el mismísimo ADN se forman con puentes de hidrógeno. La vida existe precisamente por ese caótico frenesí de instantáneas interacciones.

Todo el mundo sabe que el agua es vital, pero son muy pocos los que comprenden que la vida cuelga de un minúsculo hilito… La vida pende, de un puente de hidrógeno.

Todo el mundo sabe que un copo de nieve siempre tiene esa bellísima simetría hexagonal, pero son sólo un puñado los enamorados que entienden que es así… porque no puede ser de otra manera.

Maravilloso.

Juan Valles.

Si te interesa leer más sobre la curiosa vida de los átomos, te recomiendo: No te imaginas de lo que estamos hechos y Dios no creó los átomos

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Aquí, celebrando lo casual.

Hoy festejamos un ciclo, pero también celebramos la casualidad. Es fin e inicio de año porque la tierra está en promedio a 150 millones de kilómetros del sol, lo cual hace que el planeta tarde 365.24 días en orbitar alrededor de nuestra estrella y eso es un año. Pero no debemos olvidar que esa distancia es meramente una coincidencia. Y no estoy tratando de acabar la fiesta, al contrario, la estoy haciendo grande, muy grande.

La vida floreció aquí porque el planeta está a la distancia adecuada y cuenta con las condiciones adecuadas. Un poco más cerca, o más lejos, y toda esta belleza que nos rodea estaría probablemente en otro lado, pero no aquí. Estoy pues, haciendo la fiesta enorme, la estoy haciendo cósmica.

Todo lo que somos es regido por esa cantidad de kilómetros, 150 millones. También hay otras cosas que determinan cómo es la vida en la tierra, como la gravedad o el pH del agua por ejemplo, pero hoy no es el día de esas particularidades, hoy es el día de la distancia que nos separa nuestra estrella, la que hace que lo que sucede allá tarde sólo 8 minutos en sentirse acá.

Hoy es el día de salir a la calle, voltear hacia arriba, recibir su cálida luz en la cara y sentir que somos parte de algo más grande que nosotros, algo muy importante… algo tan enorme como el universo y las leyes que lo gobiernan.

No importa si usamos el calendario gregoriano, o el chino, o el judío, o el maya. Todos y cada uno de ellos, en diferentes fechas, celebran una vez al año esa distancia. Es un asunto meramente relativo y circunstancial y sin embargo, somos como somos y nos importa lo que nos importa, simplemente porque estamos precisamente aquí, a esa distancia casual.

Respeto a quien piense que estas coincidencias son obra de un ser superior y prefiera darle un contexto religioso. Hay una palabra fantástica que resuelve todos los debates: libertad.

En lo personal, me resulta romántico celebrar lo normal, porque en cierto sentido es festejar la vida misma. Y es que muchas de nuestras celebraciones las determina la eventualidad: el día que conociste a tu esposa, el día en que nacieron tus hijos, el día en que te graduaste de la escuela, etc. La realidad es que muchas de nuestros festejos son fechas sobre las que no tuvimos realmente control y que sin embargo determinaron cómo somos. Basta platicar con alguien acerca de su historia para darnos cuenta que la vida es así.

Somos la suma de muchas casualidades y causalidades. Hoy celebramos una de ellas, la que nos une a todos, la que determina las fechas, las temporadas, la agricultura, la economía, los ciclos… la vida; una casualidad de 150 millones de kilómetros.

Aquí hoy, celebrando lo casual.

 

Juan Valles

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Tu objetivo en un proceso de entrevistas no debería ser lo que normalmente es.

Si estás en entrevistas para conseguir un mejor empleo, antes de iniciar piensa en esto: si tu enfoque no es el correcto, puedes estar adquiriendo un riesgo con costos a futuro.

Veamos primero el ángulo del entrevistador. En un enfoque muy reduccionista, para esa persona la entrevista son sumas y restas entre lo que el candidato “tiene” y lo que el puesto “requiere”. Y créeme cuando te digo que el entrevistador realmente desea que tú seas la persona que están buscando, por la sencilla razón de que ahorra tiempo. Si tú eres, ahí se acaba y esa persona puede continuar con lo que sigue.  Así que realmente desea que seas tú, pero al mismo tiempo también tiene que ser profesional y evaluar si efectivamente lo eres.

Veamos ahora tu ángulo. Una entrevista laboral, es básicamente un duelo en tu mente. Es una batalla entre responder lo que realmente eres y el “deber ser”. ¿A poco no? Te ha pasado, ¿cierto? La clásica duda, pregunta tras pregunta, a lo largo de toda la entrevista; ¿le digo lo que se supone que quieren escuchar, el “deber ser”, o le digo lo que quiero, pienso y soy? Ya lo sé, mi querido lector, siempre viene a la mente la expresión: ¡¡pero es que si le digo la verdad no me darán el empleo!! Y precisamente ahí reside un detalle que por efecto acumulativo, al final hace una abismal diferencia.

Tú puedes desear un trabajo porque representa un reto importante en tu carrera, porque es el siguiente paso en tu CV, porque la empresa es muy “cool”, o porque el puesto tiene un título muy “sexy”, o por el salario, o lo que quieras y está muy bien; pero si tu objetivo es obtenerlo, muy seguramente estarás en tu “go get it mode” y ese es el problema. La razón es que al tener ese objetivo y esa mentalidad, aquellas cosas en las que haya diferencias con el perfil del puesto las verás como obstáculos y claro, seguramente los saltarás respondiendo el “deber ser” y sí, muy seguramente obtendrás el trabajo. Que bueno y felicidades, pero esos “gaps” saldrán a la luz tarde que temprano y pagarás el costo. No estoy diciendo que te van a correr, seguramente no, pero muy probablemente a los pocos meses sentirás que tu trabajo no te satisface, que no te llena, que no es lo tuyo, que no le ves futuro a la posición o a la empresa, o algunas otras cosas; el hecho es que estarás nuevamente… en la búsqueda de algo mejor.

Por lo tanto, tu enfoque en un proceso de entrevistas debe tener únicamente dos premisas:

  1. Dejarte conocer plenamente para que el entrevistador pueda evaluar muy bien si hay “gaps”, cuáles son y si son importantes o no.
  2. Conocer muy bien el puesto, la industria, la empresa, su cultura, los jefes, los pares, los subordinados, los retos que vas a enfrentar, etc., todo, debes conocer todo.

Tu objetivo no debe ser obtener el empleo, sino averiguar si tú eres para ese puesto y si ese puesto es para ti. Y si eso se da, créeme cuando te digo que será tuyo aún y cuando no lo quieras; estarás contento, motivado y todo lo que venga, incluyendo el éxito y el dinero, serán derivativos.

Al final pensarás: “Mira que curioso, cuando te toca, te toca, no hice nada para obtener este empleo y sin embargo se dio y estoy feliz”.

 

Juan Valles

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Marínelo usted en…

No me gustan los programas de cocina que son concursos en los que se obtiene a un ganador al final de un proceso de dramática eliminación. Hay por supuesto muchas variantes, pero en general, estas son sus características: existen reglas, hay jueces o árbitros, hay un límite de tiempo y se presentan restricciones en cuanto a los ingredientes que puedes usar, o el presupuesto, o el tipo de platillo que puedes preparar y un largo etcétera.

Hombre, hasta cierto punto suena razonable puesto que se trata de probar las habilidades de los participantes, pero yo sinceramente me resisto a la idea de mezclar los deportes con la cocina y rechazo aún más el hecho de que domine el show de la competencia sobre el arte de cocinar. Nada más alejado del deber ser y voy a usar una receta para tratar de describirlo.

Mire usted, para esta preparación, primero que nada necesita poner música de Manzanero y ponga de las más románticas, es más, ponga “Somos Novios”; empecemos por ahí. Tome un chile ancho, quítele las semillas, córtelo en pedazos pequeños y lo pone a remojar en salsa de soya. Esa es toda su tarea por hoy; tómese un traguito de Xtabentún y a dormir… deje que la noche arrope el amor de estos dos.

A la mañana siguiente… felicidades, ha creado usted una china poblana… Ahora cásela con un veracruzano, agregue una o dos cucharadas de piloncillo molido de Cuitlahuac, o la cantidad que le diga su instinto; si usted ya se ha enamorado sabrá muy bien cuanto. Espere a que se conquisten, y mientras, siga deleitándose con la música de Manzanero y acompáñela de un café, por supuesto, de Veracruz, que estamos en una boda, y esa explosión de aromas no podría faltar.

Y ahora, la casa del matrimonio; pondremos a esta china poblana casada con veracruzano en una casita de pueblo Azteca localizada en tierras mayas. El nido estará hecho de ramas de orégano del Estado de México que es el mejor del mundo, así que tome a los recién casados, póngales la hierba fresca y resídalos en achiote con jugo de naranja agria y salsa de chile habanero; el mismísimo ADN yucateco.

Bañe con estas historias entrelazadas unas pechugas de pollo y espere unas horas. ¿Cuantas? Las que sean necesarias; no importa, su corazón se lo dirá. Aquí no hay prisa; esto es una historia que usted crea y le da los tiempos que usted quiere porque es suya y de nadie más. Sírvase un tequilita, y si puede, hágalo en el mismo vaso del anís de anoche, porque el Xtabentún es uno de esos espíritus que siempre dejan su aroma por donde quiera y en este caso podrían muy bien adornar la violencia del tequila. Siga disfrutando de su música Manzanérica. ¿Qué le parece la de “Adoro”?

Cuando ya sepa que su historia está lista, cocínela en la parrilla, o en una sartén, o en el comal o en donde sea y taquéela como quiera y con lo que quiera… saldrá bien; es inevitable.

Tacos de pollo marinado en una historia de amor mexicana.

Y ahora, mi querido lector, permítame decirle que esa receta no la he preparado todavía; sólo me la he imaginado y es apenas un invento en proceso. Así es, pero ya tengo la lista del súper para el fin de semana ¿no cree usted? Cuando esté comprando las cosas las iré olfateando una a una y eso me irá indicando el camino. Y cuando regrese a casa y ponga a Manzanero sentiré emoción de saber que estaré haciendo novios a la china y al poblano y que luego casaré a su hija con el veracruzano y les haré su casita Azteca en territorio Maya… y así… iré creando todo lo que me imaginé y sé muy bien cual será el desenlace de esta historia de amor; los míos estarán junto a mi en la mesa… saldrá bien; es inevitable.

La cocina no se puede concebir sin el contexto ni se puede desligar de la cultura; es una suma de eventos; es un entrelace de historias sin tiempos y sin límites.

Cocinar es imaginar, vivir y realizar; es un viaje cuyo destino… es el viaje.

 

Juan Valles

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Así es cómo es.

Primero, me gustaría invitarte a ver este video; son 3 minutos y te va a sorprender.

Bobby McFerrin at the World Science Festival

Es correcto, experimento tras experimento han demostrado que por alguna razón la música está en nosotros, la entendemos intuitivamente y de alguna manera cientos de personas se pueden sincronizar y entonar casi instantáneamente. ¿Cómo sabemos que nota es la que sigue si la absoluta mayoría de nosotros no recibió entrenamiento musical?… Es increíble.

Pero hay algo que a mi me sorprende aún más y es esto: no hay nadie en el mundo a quien no le guste la música. Ciertamente hay algunos tipos o estilos que no son nuestra predilección y hay autores, interpretes o grupos que hasta de mal humor te ponen, pero el hecho innegable es que no hay nadie en el planeta que diga: “a mi no me gusta la música, ninguna” (excepción hecha de alguien que pueda tener un problema psicológico). La música no sólo nos gusta, sino que literalmente nos mueve; nos hace expresar, cantar, bailar y en ocasiones hasta brincamos eufóricamente. Las notas causan profundos y evidentes cambios emocionales en nosotros, ¿quien no ha llorado alguna vez con una rola? A veces ha sido por un sentimiento de tristeza y en ocasiones ha sido derivado de una alegría intensa; pero el hecho es que todos hemos experimentado estos cambios de ánimo. La música nos hace vibrar de alguna forma, siempre.

Y lo mismo pasa con la comida. No hay nadie en el planeta que diga que no le gusta comer y los alimentos también nos causan todo tipo de emociones. Hay veces que comes algo y sientes que tocas el cielo, hay platillos con los que viajas en el tiempo a cuando tu mamá te cocinaba, hay otros que literalmente huelen a la abuela, hay comida que es feliz y otra que es violenta. Hay comidas para ocasiones muy esporádicas y hay platillos que de plano son adictivos. Hay preparaciones frescamente playeras y hay cocina que es calurosamente reconfortante para esos días de invierno. Son incontables los tipos y estilos, pero las emociones siempre están ahí. Es verdaderamente gigante nuestra pasión por comer y a veces hasta desproporcionada y fuera de control; basta recordar esas múltiples ocasiones en las que ya estás satisfecho con un estupendo manjar, pero sigues comiendo simple y sencillamente porque NO PUEDES PARAAAAR!!!

Y lo que yo veo en todo esto es que, de la misma forma en la que en la música sabemos que nota es la que sigue, también a la hora de comer sabemos que sabores combinan, los que funcionan y los que no. No es algo que realmente podemos explicar, pero definitivamente hay algo que nos dice “que rollo”. Y seguramente lo has experimentado, mi querido lector, ¿a poco no? Hay sabores que, al igual que las notas musicales, parece que fueron hechos el uno para el otro; como por ejemplo las papas y el romero, los huevos y el chorizo, duraznos y cottage, tortillas y frijoles, el mole y el ajonjolí….  Ya seeé, se te hizo agua la boca, ¿a poco no? JAJAJA!!! Lo entiendo, mi querido lector, a mi también.

Ahora, hagamos el mismo experimento; te iré diciendo elementos y tú ve imaginándolos. ¿Listo? Bueno, va: Jalapeño… cebolla… tomate… cilantro… limón… aguacatito… tostadita… salecita…  pa’dentro… tequilita… jugo de limón… sangrita de la casa…. venga de ahí!!! ¿Y que tal esta? Ajo… berenjena… pimiento… tomate…olivo… balsámico… albahaca… focaccia… vino tinto…  salute!!! ¿Y esta? Churro… azúcar… canela… chocolate… chopeo… mmm!!! Una más: Tortilla… guacamole… queso fundido… carne seca… salsita molcajeteada…. mordida… cheve… salucita!!!

Siempre supiste que era lo que seguía ¿o no? JAJAJA!!! Claro, ahí está demostrado que ya sabes todo lo que tienes que saber. Lo básico, lo primordial, lo esencial, lo fundamental… ya está en ti, aunque no quieras.

Felicidades, ya sabes cocinar. El resto… sólo es tiempo. Comienzas guiado por tu instinto y si no sale, ya saldrá mejor a la siguiente.

Así es cómo es; le vas dando hasta que cocinas como Escoffier y haces música como Beethoven… o hasta que eres el Beethoven de la cocina.

Así es cómo es.

 

Juan Valles

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No te imaginas de lo que estamos hechos.

Sabemos que todo está hecho de átomos, ¿correcto? Y de acuerdo a lo que nos enseñaron en la escuela, son una especie de sistema solar en miniatura: protones y neutrones agrupados en un núcleo central y electrones girando alrededor. Fine, pero veamos ahora más de cerca, hablemos de su tamaño, pero no sin antes pedirte un poco de paciencia para el siguiente párrafo, mi querido lector.

Hay átomos de diferentes tamaños, dependiendo del número de protones, neutrones y electrones que tengan, pero un buen promedio es 100 picómetros. ¿Y qué es eso? Pues mira, si tomas un metro y lo divides en 1000 obtienes un milímetro, si tomas ese milímetro y lo divides otra vez en mil obtienes un micrón, si tomas ese micrón y lo divides un millón de veces obtienes un picómetro. Tomas 100 de esos y listo, eso mide en promedio un átomo. Pequeñas pelotitas de 100 millonésimas de millonésimas de metro ¿y de eso está hecho todo esto? Resulta difícil de creer ¿no? Pero espera, porque su núcleo es aún mucho más chico, es de hecho entre diez y cien mil veces más pequeño, dependiendo del tipo de átomo. No te me pierdas, mi querido lector, tenía que poner las cifras oficiales. Aguanta un poco más, te prometí una sorpresa y lo voy a cumplir. Hagamos ahora una comparación con algo que sí podamos imaginar.

Si el núcleo de un átomo fuera más o menos del tamaño de una pelota de tenis, los electrones serían digamos del tamaño de un grano de arena, pero lo verdaderamente inquietante es la distancia a la que estarían, porque esa distancia sería entre 500 y 5000 metros.

A ver, más despacio, pongamos un ejemplo real. Los números no son exactos, pero es para darnos una idea. Digamos que para hacer un átomo de fierro a una escala de la vida diaria, tomas 26 protones, unos 30 neutrones, los amontonas y eso sería del tamaño de una bola de tenis, luego tomas 26 granos de arena, caminas 500 metros de distancia y los empiezas a esparcir entre ese punto y 5 mil metros. Para ponerlo en perspectiva, 500 metros son 5 canchas de futbol y 5000 son 50. ¿Te gusta usar 25 como promedio?

Trata de imaginarlo, ¿cómo puede una pelota de tenis ejercer fuerza y control sobre 26 granos de arena que están a 25 canchas de futbol de distancia? ¿A través de qué se transmite esa fuerza? y ¿qué hay en medio?

Espacio, esa es la respuesta, espacio vacío… y eso… eso es lo verdaderamente sorprendente. Si tomaras la torre Eiffel y le quitaras todo el espacio que hay en los átomos que la conforman, te quedarías con algo así como un grano de arroz… Y tú pensabas que era de acero, ¿verdad? Para darle su justa dimensión, toda esa enorme torre y todo lo demás que ves a tu alrededor es 99.999…etc.% vil espacio.

Todo este rollo que te rodea, todo lo que has tocado y tocarás, todo lo que has experimentado y experimentarás, todo lo que has ingerido y disfrutado, sea aquel aire que respiraste a todo pulmón en una fresca mañana, aquél fantástico y aromático vino, aquel tierno filete que comiste, aquella persona que abrazaste, todo, todo, es en su absoluta mayoría… espacio. La siguiente vez que toques o sientas algo, piensa en eso. La siguiente vez que el viento mueva tu cabellera, piensa en eso. La siguiente vez que te veas al espejo, piensa en eso. Eres y, somos todos, vil espacio.

¿Pero cómo es que algo tan “vacío” puede hacer… tanto? Si efectivamente es espacio, ¿cómo es que mi mano no puede atravesar el acero de la torre Eiffel? ¿Por qué se siente tan sólido y resistente? ¿Por qué todo esto que me rodea se siente tan real?

¡¡Aaaah!!… Ahí, mi querido lector… Ahí está precisamente la belleza. En las cuestiones atómicas no importa todo ese espacio entre las partículas, ya sean las 25 canchas de futbol entre electrones y núcleo, o las otras tantas que habría entre ese átomo y su vecino; lo fundamental es como interactúan entre ellas. Ese acero es tan resistente porque los átomos de fierro que lo conforman están enlazados unos con otros de tal forma que para que tu mano pudiera atravesarlos tendría que romper billones de esos enlaces. No son las partículas, no es su tamaño, ni tampoco todo el espacio que hay en medio… son las interacciones entre ellas.

La siguiente vez que toques una piedra no pienses en que es aburrida y no pasa nada con ella, piensa en todos los billones y billones de interacciones que están sucediendo entre sus átomos para que tú puedas sostenerla y no se te escurra entre los dedos. La siguiente ocasión que te mires al espejo no pienses que estás vacío, ni que estás hecho de átomos, porque realmente no lo estás, piensa que estás hecho de las interacciones entre ellos.

La naturaleza es absolutamente sorprendente por donde la quieras ver. Si te das el tiempo de mirar con detenimiento, en donde busques vas a encontrar elegancia y belleza. Es una maravilla que no sean “cosas” las que me hacen a mi, sino que las interacciones entre “cosas” sean las que me hacen ser… yo. Es una maravilla que gracias a esas interacciones entre átomos no sea capaz de atravesar la mecedora y pueda sentarme, tomar un té y llover… ver. Es una maravilla que los átomos de las fibras que hacen esta cobija estén ocupados interactuando para que el frío no pase y pueda confortablemente… estar. Es una maravilla el simple hecho de… ser. Es una maravilla que los átomos de mi mujer interactúen de esa manera tan… sinfónica.

La siguiente vez que pienses en el mundo y sus problemas, mejor piensa en átomos y medita en esto: entre más sólido y resistente es un material, más interacciones hay entre sus constituyentes. Entre más sólida y resistente es una sociedad, más interacciones están pasando entre sus constituyentes.

Curioso.

 

Juan Valles

Si te interesa leer más sobre átomos, te recomiendo aquí mismo en este blog “El Fuego… Amor Atómico” y “Dios No Creó Los Átomos”

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Las pruebas psicométricas y assessments… son como las fotos.

En lo personal considero héroes a todas estas herramientas, por la sencilla razón que intentan la más difícil de todas las tareas: decir algunas cosas sobre una persona. Hay algunas que se enfocan en el perfil mental, en la forma de tomar decisiones, o en sus preferencias, otras en las competencias emocionales, algunas en los motivadores y hay unas que hasta caen un poco en lo esotérico. En realidad, la mayoría son combinaciones de varios de estos enfoques, pero lo fundamental es que todos y cada uno de ellos tratan de formar una imagen de ti, algo que diga “como eres” y precisamente por que pretenden dar eso, una imagen, desafortunadamente tienen las mismas 4 limitaciones que una foto.

Primero, una foto es una imagen en dos dimensiones de algo en 3D. Se puede tomar de frente, del lado izquierdo, del derecho, por la parte trasera, de arriba, de abajo, y cualquiera de sus ángulos combinados, pero siempre es menos lo que puede reflejar que lo que deja sin captar. Si quieres una imagen completa necesitas muchas fotos y si son con diferentes tipos de cámaras, mejor aún.

Segundo, hay imágenes bien captadas, hay fotos mal tomadas, hay efectos del medio ambiente que a veces no se pueden controlar, hay gente fotogénica y hay personas que no son “camera friendly” sin ser su culpa.

Tercero, puedes ver muchas fotos y hasta el álbum completo de una persona, pero luego la conoces y a veces tu opinión cambia. Es hasta que la ves cuando te das cuenta que las fotos no necesariamente reflejan la realidad. Te ha pasado, ¿cierto? Por lo tanto, aunque tengas todos los psicométricos de una persona, solo en una entrevista (o en varias) podrás comparar y saber si esas imágenes son fieles a la realidad.

Cuarto, una foto capta únicamente el ahora, el presente; y todos sabemos que las cosas cambian y mucho más las personas. Un assessment pretende decir como eres ahora, pero las empresas no contratan a alguien por el ahora, lo contratan por el futuro, por lo que esa persona va a lograr en un año y los que le siguen. Cierto es que una buena parte de los assessments están basados en comportamientos y conductas que bien pueden indicar como actuará la persona en el futuro, pero de nuevo, las personas cambiamos. Aún y cuando ya hayas complementado muy bien la personalidad de alguien con una serie de assessments y entrevistas, sigue estando pendiente el problema del futuro y es ahí donde el factor tiempo puede ser muy bien resuelto por las referencias. Ciertamente las referencias te dan sólo el pasado, pero si tienes muy buenas y completas imágenes del pasado y el presente, la certeza del comportamiento futuro se incrementa en gran medida. Para los más conocedores de las matemáticas: entre más puntos tengas en la gráfica, mejor puedes hacer una correlación y tu extrapolación será más segura.

Conclusión: todas las herramientas psicométricas son de gran ayuda, te dan una muy buena imagen, como las fotos, pero tienen limitaciones. Ayudan, pero no determinan. A cualquiera le costaría mucho trabajo aceptar románticamente una persona teniendo como base sólo unas fotos, ¿correcto? Es entonces poco aconsejable rechazar a alguien con los resultados de un assessment o varios, o con las notas de una entrevista o varias. Incluso, en algunas ocasiones hay curriculums que tampoco reflejan muy bien la realidad. Por lo tanto, lo recomendable es juntar todas las piezas del rompecabezas y pedir referencias particularmente en aquellos puntos en los que existan dudas.

Una imagen dice más que mil palabras, pero nunca dice todo.

 

Juan Valles

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El autoconocimiento es la primera clave para el éxito profesional, pero, por una simple cuestión evolutiva, es imposible de saber si no es a través de los demás.

Aparentemente fue Sócrates el primero que escribió sobre lo difícil que es el autoconocimiento y eso fue hace como 2,500 años. Benjamín Franklin, alrededor de 1759, escribió que hay 3 cosas extremadamente duras: el acero, el diamante y el conocerse a sí mismo. Y estos son sólo 2 ejemplos; muchísimos pensadores han abordado el tema durante milenios y el hecho de que sigamos hablando del tema después de tanto tiempo no es más que la prueba de que es absolutamente difícil conocernos a nosotros mismos.

¿Por qué?… Si estoy conmigo mismo todo el santodía desde hace 45 años, ¿qué no debería ser tiempo suficiente como para saber que onda conmigo? ¡¡¡Llevamos MILENIOS!!! ¿Qué acaso es realmente TAN difícil?

Efectivamente lo es, pero primero veamos para qué es indispensable autoconocerse. Simple y básico: porque estás en el mercadolaboral compitiendo por lo mismo que todos quieren… éxito. ¿O acaso conoces a alguien que quiera ser loser? Demostrado el punto, sigamos adelante.

Y si estás compitiendo, la regla número uno de cualquier competencia o, si quieres tú, la primera regla de la mercadotecnia, o si lo prefieres, la primera cuestión de cualquier batalla antes de empezar es… sencillamente: ¿Cuáles son tus ventajas y desventajas competitivas? Y si deseas aplicarlo al mercado laboral de una vez: ¿Qué te hace único? ¿Por qué razón te deben contratar a ti y no a otros?

Piénsalo, todos y cada uno de los comerciales de cualquier producto te dicen básicamente esto: la razón por la cuál ese producto es para ti, porqué debes comprarlo y qué vas a obtener si lo haces. Luego entonces, para competir en el mercadolaboral, debes responder a esas simples y, al mismo tiempo, complicadísimas preguntas. O sea… autoconocimiento.

Es correcto, para chambear, el autoconocimiento no es nada esotérico ni parecido, no tiene nada que ver con la energía interna, los chakras, el fua y demás. Para nada, esto es un asunto de mercado y de estadística, ¿Qué producto eres? ¿Cuál es tu mercado target? ¿Por qué te deben comprar? y ¿Qué van a obtener si lo hacen?

Y ahora que ya vimos porqué es la primera clave para el éxito profesional veamos porqué es tan sencillo de entender y tan difícil de lograr.

Percibimos el mundo a través de nuestros 5 sentidos, con ellos nos damos cuenta de lo que sucede a nuestro alrededor y absolutamente todo lo que sabemos es, en primera instancia, por ellos. Piénsalo, todo lo que la humanidad ha conquistado es en parte gracias a nuestros sentidos. Nada mal para sólo 5 herramientas ¿correcto? Pero es a través de esas maravillosas herramientas que también debemos conocernos a nosotros mismos y ahí radica el problema.

Nuestros sentidos se desarrollaron a lo largo de la evolución para percibir lo que nos rodea, pero eso fue cuando la vida se trataba simplemente de cazar presas, aparearse y mantenerse vivo. Nuestros sentidos están apuntados y afinados básicamente para percibir las amenazas, aquellas cosas que debemos atrapar para comer o procrear la siguiente generación de la especie. Simple, primitivo, básico, sí, correcto, pero ha funcionado muy bien desde hace miles de millones de años y por eso estamos hasta arriba en la cadena alimenticia.

Ahora, si mis sentidos fueron desarrollados para esos propósitos, resulta ilógico entonces asumir que debería conocerme a mi mismo. ¿Por qué razón habría de hacerlo si precisamente esos mismos 5 sentidos son los que me lo impiden, puesto que ¡simplemente no fueron creados para eso!? En el tiempo en el que se desarrollaron no era importante saber quien era yo; lo absolutamente primordial y la diferencia entre la vida y la muerte era lo que me rodeaba.

Obvio es entonces que de mis amigos Memo, Pepe, Beto, Ángel y los demás, te puedo decir con certeza y lujo de detalle cuáles son las 2-3 cosas que hacen de manera espectacular y cuales son aquellas en las que de plano necesitan ayuda. ¿Y como no voy a saber, si tengo 5 sentidos que los han estado observando durante años?

Y de mi, bueno, de mi simplemente no sé que onda y no puedo saberlo; para eso tengo a mis amigos, para que me digan. Para conocerte físicamente necesitas un espejo; de otra manera, simplemente es imposible. Bueno, pues igual, para conocerte mental y emocionalmente necesitas otra clase de espejo y ese espejo es la gente que te rodea; ellos saben más y mejor que tú; sus cinco sentidos lo prueban.

Sólo nos podemos conocer a través de los demás. Hay que preguntarles. De lo contrario… nunca vas a saber.

Dependiente, relativo, paradójico, simbiótico… evolutivo.

 

Juan Valles

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El gourmet, el entertainer, el poeta y el nerd.

Esta historia es corta y te tomará 15 minutos leerla; lo sé porque los cronometré. Es algo que sucedió durante una comida con 4 grandes e interesantes personajes: un gourmet, un entertainer, un poeta y un nerd. El sentido común dice que ninguno de ellos debería tener algo que ver con los otros y que incluso probablemente ni tendrían de qué platicar, pero la realidad es sorprendente. Esta es una de esas historias que tienes que leer; nadie te la puede contar porque simplemente no sería igual y estoy seguro que te va a gustar.

Nos vimos en casa de un conocido, Silvano, el gourmet. Llegué y ya estaba Manolo, el poeta, quien me abrió la puerta y me dijo: “Disculpa un momento, que me desenredo. Sírvete entre tanto, lo que te apetezca, hay un licor que hiere salvaje”. La verdad no supe a qué se licor se refirió, pero a los pocos minutos llegó P.N. Lindeman, el entertainer. Ya saben, los que se dedican a ese negocio tienen nombres particulares que significan cosas que son como su “statement” o su “branding”. Después llegó el nerd, que francamente no tiene una particular predilección por cómo le llame la gente porque sus preocupaciones son otras, y bastante grandes por cierto. Pero como apenas llevo un párrafo y ya estoy estereotipando gente, mejor le sigo y me guardo los nombres reales para no caer en problemas.

Al señor P.N. Lindeman, lo conocí ese día. Y en verdad es todo un entertainer; es joven y de un aire ligero, pero también tiene su caractercillo y desde algunos ángulos es algo complejo y sofisticado. Digamos que tiene capas que uno va descubriendo mientras lo conoce. Cuenta historias de tierras lejanas en las que yo no he estado, pero hasta cierto punto creo que es conveniente. La imaginación es muy poderosa y a veces mejor que la realidad.

He platicado con Silvano en unas 3 ocasiones. Europeo, buen tipo, se ve que tiene algo de mundo, pero a ciencia cierta no conozco mucho de él, con excepción, claro está, de sus gustos culinarios, puesto que siendo un gourmet, cada vez que nos vemos todo gira en torno a comida.

A Manolo lo conozco desde hace muchos años, desde que era el último de la fila. Y como todo buen poeta, resulta ser todo un personaje. Es emperifollado, indirecto, ecléctico y todo lo que conversa es diferente. A veces hay que pensar mucho para entender lo que quiere decir, pero es una delicia melódica escucharlo aún y cuando no le entiendas.

Y el nerd, bueno, llevamos años de una relación muy interesante. Es una de esas en las que yo me limito a preguntar y a escuchar. Digo, si estás frente a una mente tan brillante, lo mejor que puedes hacer es poner atención. Él se dedica a las fronteras de la ciencia; anda en la onda del universo, la mecánica cuántica, la relatividad y demás; pero lo que lo hace tan especial es que, a diferencia de la mayoría de los que se dedican a eso, él es realmente bueno para explicar. Digamos que te cautiva, te captura y, para cuando te das cuenta, ya estás volando en su mundo. Este amigo fue el que dominó toda la comida; y miren que estaban ahí mismo un gourmet de mundo, un sofisticado poeta y todo un entertainer.

La plática empezó cuando le pregunté: ¿y en qué anda la ciencia hoy en día? “Pues mira, tenemos un serio problema de inventarios”. – ¡¿Qué? ¿Cómo que de inventarios?! – “Verás, todo lo que conocemos del universo, todos los planetas, las estrellas y galaxias, todo lo que está hecho de algo, de materia; resulta que es sólo el 4% del universo y no sabemos de qué está hecho el otro 96%”. – “¡Somos levedad!” exclamó Manolo, mientras el nerd continuó – “lo que sí sabemos es que 26% es alguna clase diferente de materia y sabemos que está ahí, pero no sabemos qué es”. – ¡¿Cómo?! – “Pues mira, lo que pasa es que todo lo que vemos desde aquí, desde nuestro planeta, es lo que emite o refleja ondas electromagnéticas (luz y similares), si no, ¿de qué otra forma lo veríamos?” – ¡Oooohhh! Pero, si no pueden ver ese 26%, ¿cómo saben que está ahí? – “Pues porque si no estuviera, las galaxias no existirían. Imagínate que son como remolinos de estrellas girando a velocidades muy altas, y que si no hubiera una fuerza gravitacional muy grande atrayéndolas hacia el centro, saldrían disparadas por todos lados. Sabemos que está ahí, pero como no sabemos qué es la llamamos materia oscura. Además, hay un 70% que es energía que está haciendo que el universo se expanda cada vez con más aceleración y de esa entendemos mucho menos; básicamente sabemos eso, que expande el universo y simplemente la llamamos energía oscura”.

Y exclamó Manolo: “¡Aaahhh! desiertos por habitar”. – ¡¿Qué? ¿Y tú que sabes Manolo?! – “Sí; lo que pasa es que si el universo se está expandiendo, se irá enfriando poco a poco, ¿no? y las estrellas se irán apagando una a una hasta que todo esto sea un desierto frío. Y yo como optimista que soy, quiero pensar que aún estaremos aquí y que andaremos deambulando en nuestros transportes interestelares buscando desiertos en donde habitar”. – El nerd peló los ojos y se le quedó mirando fijamente, como pensando “mira éste, muy poeta, pero bien que sabe”. Al cabo de unos segundos expresó: “Es correcto”. En eso irrumpe el entertainer, y dice: “En mi país sabemos vivir bajo la tierra; hay comunidades enteras que en el desierto han hecho sus casas bajo la superficie y se las arreglan bien. ¿Acaso será posible que cuándo el momento llegue, podamos todos hacer lo mismo?”. “Bueno, sí, puede ser” – dijo el nerd – “pero falta mucho para eso; quiero que entiendan que los tiempos cósmicos son realmente extensos”.

Y continuó: “Miren, todo esto lleva 13,820 millones de años avanzando desde el Big Bang, pero eso no es nada, nuestro universo es realmente joven y el tiempo que tardará en que se apaguen todas las estrellas es muchísimo más que el que lleva de existencia. Para que se den una idea, del tiempo que va a durar el universo en su totalidad, desde el Big Bang hasta que quede completamente frío y apagado, la vida sólo existirá en 0.0000-80 ceros-1 por ciento del tiempo. Es correcto, toda la vida que ha existido, que existe y existirá en todas las estrellas y planetas posibles, en todas sus formas, colores y sabores; TODA, sucederá únicamente durante un “1 por 10 a la menos 84”por ciento del tiempo que el universo existirá”. – ¡¿Quéeee?; o sea NADA! – “Sí, lo que pasa es que para que la vida exista se requieren condiciones realmente especiales y esas condiciones sólo pasan en un breve momento en toda la evolución cósmica; el resto del tiempo, bueno, digamos de manera simple que es demasiado caliente o demasiado frío como para que la vida se desarrolle, al menos, la vida como la conocemos. Realmente toda nuestra existencia y toda la vida acontecerán en un brevísimo instante cósmico. Y ese instante; ese instante es ahora” – Y todos con la boca abierta: WOOOOOW… ¡salud!, ¡salud!, ¡salud!, ¡salud!, ¡salud! –.

“Nunca el tiempo es perdido, sólo un recodo más en nuestra ilusión” – dijo Manolo –.

Interrumpió apresuradamente Silvano: “Yo entiendo que estén ahora muy preocupados por la cósmica, verdad, pero quiero que prueben esta ensalada que preparé especialmente para la ocasión. Es multicultural y multidisciplinaria como el grupo, multipais, multiregión. Lechuga romana del bajío mexicano, espinacas de California, olivas de Grecia, pimientos de España, pistachos de Irak, aceite de Israel, vinagre de Italia, uvas de Chile caramelizadas con azúcar de Veracruz y queso de cabra francesa ¡que por cierto berrea en francés!”… – ¡salud!, ¡salud!, ¡salud!, ¡salud!, ¡salud! –.

Y la ensalada fue toda una aventura, la verdad. Realmente incorporaba una gran variedad de sabores, aromas y texturas, era, como Silvano lo dijo, “multi”; fue todo un recorrido por diferentes regiones del mundo. Y después de haber permanecido callado la mayor parte del tiempo, ahora sentí y aproveché la oportunidad de decir algo, así que me lancé: “Ante algo como esto, uno no puede evitar pensar en las historias que hay involucradas. Todos estos ingredientes son seres vivientes que nacieron y crecieron al igual que nosotros. Cada uno de ellos tiene una historia como la nuestra y hoy convergen en esta mesa y en esta gran compañía; son historias que se mezclan con las nuestras, y de acuerdo a lo que acabamos de aprender, coinciden en tan sólo un instante en la escala cósmica; ¡es una coincidencia fantástica!” – ¡salud!, ¡salud!, ¡salud!, ¡salud!, ¡salud! –. Y continué diciendo: “te quedó increíble, gracias, Silvano”, – y de inmediato interviene apresurado­: “Y espérate al plato principal, ya verás, te gustan las historias, ¿eh?, pues ya verás, ya verás”

Salió a la cocina y mientras tanto P.N. Lindeman nos contaba como en su tierra, que es enorme y verdaderamente está lejos de todo, tienen que llevar ingredientes de todas partes del mundo y eso ha hecho que la cocina local esté influenciada por muchas otras culturas que resultan ser bastante diferentes. Dijo: “Mi tierra es una sopa de muchísimas historias; ¡rica!”… – ¡salud!, ¡salud!, ¡salud!, ¡salud!, ¡salud! –.

Y en eso estábamos cuando regresó Silvano caminando apresurado con un plato de salmón y exclamó: “¡Ah, mira!, este he querido presentarlo así, naturalito, tiene sal de mar y al horno, es todo. Este pez es el gran nadador del planeta, recorre leguas sólo para reproducirse y después morir. Que historia tan increíble, ¿no les parece? Y por eso he querido dejarlo así natural, para que nos cuente su historia y que no sea interrumpida por las de otros ingredientes. Imaginen todo lo que vivió en su largo recorrido río arriba. Cualquiera que haya nadado un poco a contracorriente sabe que se necesita un gran carácter. Imaginen todo el esfuerzo a lo largo de miles de kilómetros; esfuerzo que terminó constituyendo estos fantásticos filetes que no son más que músculos forjados por la determinación. Si no fuera por eso, su carne no sería tan espectacular”.

Caras de asombro fue todo lo que pudimos expresar y luego llegaron las de maravilla al probarlo. Increíble resulta que por un lado te estremezca pensar que toda la vida posible del universo sea un breve instante y luego pruebas algo muy terrenal, que al mismo tiempo es una larguísima historia de esfuerzo. Estaba el salmón realmente fenomenal; o probablemente sería el contexto y el efecto de escuchar la historia completa, o el hecho de conectar la tenacidad del pez con los estímulos que su carne provocaban en mis papilas gustativas y mi olfato. ¿Por qué será que cuando oímos lo que hay detrás de las cosas cotidianas nuestra percepción cambia? Y si nuestra percepción cambia, también cambiamos nosotros; ¿será acaso que las historias nos cambian?

“Lo más curioso de todo esto para mi”, – continuó el nerd –, “es que la mayoría de los átomos que forman todo esto que acabamos de comer, y la mayoría de los que nos forman a nosotros también, son unos pocos y los mismos”. – A ver, a ver, más despacio –. “Sí, mira, la absoluta mayoría de todos los seres vivientes están hechos de sólo cuatro elementos: carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno; los demás son sólo trazas. Entonces la pregunta es: ¿Cómo es que se pueden combinar sólo 4 átomos en tan diferentes formas y dar toda la diversidad que vemos a nuestro alrededor? Todas las plantas, bacterias, insectos, animales y nosotros somos el mismo caso y somos millones de especies en todo el planeta. Supongo que la explicación es la del juego de Lego, donde con sólo unos pocos tipos de “ladrillitos” diferentes, y grandes cantidades de ellos, puedes armar la figura que quieras; aunque la verdad es que los de la naturaleza siguen siendo misterios por resolver. Como físico y hombre de ciencia te puedo explicar muchas cosas, pero hasta ahora sólo podemos llegar hasta cierto punto; para el resto necesitas a Manolo el poeta” – ¡¡JAJAJAJA!! reímos todos y Manolo gritó: “Bueno, ¡no me volteen a ver a mi!, yo tan solo me conformo con describir lo bien que huelen los pinos cuando el sol los calienta; ¡somos levedad!”… – ¡salud!, ¡salud!, ¡salud!, ¡salud!, ¡salud! –.

Y así, la reunión continuó por largo rato, seguimos hablando, rebotando palabras, riendo y filosofando hasta el punto de “no aguantar lo a gusto”, como dicen en Sonora. Platicamos de hoyos negros, de relatividad, de cómo se puede y no se puede viajar en el tiempo, de cómo no hay un solo universo, sino que posiblemente hay muchos, todos, de hecho. Fue un recorrido de preguntas y temas que te mueven el tapete, que te sacan de base, que cuestionan lo que tú percibes como realidad, que te toman por asalto, te golpean, te secuestran, te maltratan y al final, después de todo y a pesar del ajetreo… quieres más.

Fue todo un viaje.

Pero ahora, mi querido lector, creo apropiado revelar las identidades de los asistentes. Todo esto sucedió un día que por ocupaciones de mi familia no hubo comida en nuestra casa, tu casa, y entonces salí a comer. El lugar fue Silvano’s (el gourmet) y acompañé los alimentos con 2 copas de Pinot Noir de la casa Lindeman de Australia (el entertainer). Mientras todo esto sucedía, en mi “player” estaba escuchando música de Manolo García (el poeta), que hace muchos años era el vocalista de “El Último de la Fila” y luego se lanzó como solista; tiene varios discos y escribe de una manera bastante peculiar que a mi me gusta y me parece interesante. Y frente a mi tenía un libro de Brian Greene (el nerd), que por cierto no tiene nada de nerd y lo admiro profundamente, simplemente usé ese término porque  “científico” es una palabra que a veces no invita a leer cuando la ves en el título y porque “nerd” últimamente ha ido adquiriendo tonos de “cool”, gracias a la TV. Brian es un físico teórico de Columbia University y es unos de mis autores preferidos, en especial el libro: “El Tejido del Cosmos”.

Así como fui escribiendo fue como más o menos fueron sucediendo las cosas. Lo que dijo el poeta fueron letras de las canciones que estaba escuchando, lo que dijo el nerd fueron cosas que fui leyendo, lo que dijo el entertainer fueron cosas que me fui imaginando al probar sus diferentes capas y lo que dijo el gourmet fueron las sensaciones que percibí mientras comía lo que pedí. Es que al comer de alguna manera los ingredientes te están contando sus historias y estás conversando también con el chef. El vino te comenta en sus aromas a cerca de sus orígenes, el clima de su región y el sabor de su tierra. Cuando escuchas una canción estás sintiendo lo que su compositor trató de transmitir al componerla y al leer un libro estás dejando que el autor te platique lo que está en su mente. Todas son conversaciones.

Y lo maravilloso de todo es que durante ese viaje ¡todos esos diálogos estaban pasando por mi mente y mis 5 sentidos al mismo tiempoooo! Resulta difícil de creer como aspectos de la vida tan distantes pueden coincidir en un momento del tiempo, pero no sólo eso, lo verdaderamente increíble es que además se sincronizan y en la mente pueden quedar perfectamente relacionados, aunque a simple vista no lo estén. La vida es verdaderamente sorprendente, si así lo deseas.

Pero lo más importante es no olvidar que el que dominó el rato fue el nerd; el libro. Y no quiero con esto sugerir que leas ciencia, bueno, para ser honesto me encantaría, sin embargo lo fundamental y trascendental es el hecho de LEER. Porque leer transporta la mente; el libro te la quita, la hace vibrar, la hace volar y luego te la regresa; pero siempre te la regresa cambiada, así que ya nada es exactamente igual. Leer es viajar; como también lo es comer, escuchar música, degustar vino y muchas otras cosas que seguramente te gustan a ti, mi querido lector.

Honestamente te digo que los personajes de esta historia, hombre, me gustan, pero fueron simplemente los personajes de ese día y bien pudo haber sido otro restaurante, otra música, otra bebida y otro libro; el efecto hubiera sido el mismo. ¿No te gusta la ciencia? Con Brian Greene te va a gustar y no te va a parecer “ciencia”, lo prometo, pero si aún así no es lo tuyo, no importa, toma un libro de lo que quieras, de lo que más te guste y LEE; pero no desperdicies la oportunidad y hazlo todo un evento, un suceso, una aventura; rodéalo de lo que más te guste y haz que las historias confluyan a través de todo tu ser; satura tus sentidos, tu mente y tu corazón; al final de todo son átomos que no tienen edad y no se cansan; que no se te olvide.

Si tomas un libro, cuando lo dejas ya no eres el mismo y hasta ahora nadie se ha muerto por leer demasiado, así que absorbe, mama, satúrate, atáscate. Ya estás aquí en este rincón del multiverso de cualquier forma y estás en lo que será un brevísimo instante en toda la evolución cósmica.

Llévate todo.

 

Juan Valles

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El secreto más olvidado de la carne asada

Asar carne con carbón de mezquite porque da mejor sabor es un mito y es fácilmente demostrable con 2 conceptos sencillos, basados en ciencia.

UNO. Contrario a nuestro lenguaje cotidiano y a lo que podamos pensar, existen sólo 4 sabores: dulce, salado, amargo y ácido; es lo único que nuestras papilas gustativas pueden detectar. That’s it. Todo lo demás, es aroma y lo detecta el olfato. Y la verdad que es fácil concluirlo puesto que todos hemos experimentado esa sensación de que la comida sabe a cartón cuando estamos resfriados y tenemos las vías respiratorias congestionadas. ¿O a poco crees que en esas situaciones el caldito de pollo te sabe bien porque es medicinal? ¡Claro que no! El vaporcito te descongestiona un poco, detectas un poco más con el olfato y “sabe” un poco mejor. ¿Quieres hacer un experimento? Toma tu fruta favorita y mastícala con la nariz tapada para que veas la diferencia.

Ergo, la clave de una buena carne asada está en:

    • que sea buena carne, lo cual cubre 3 sabores
    • que tenga sal, que cubre el cuarto
    • el aroma, que parte viene en la carne misma y la otra la adquiere en la parrilla.

Ahora, por supuesto que cuando se trata de preparar “la carne de antología” hay miles de libros, artículos y expertos con todo tipo de recomendaciones. Que si la pones en salmuera o la inyectas, que si la marinas, que si le pones limón, cerveza, azúcar, paprika, soya y un larguísimo etcéteraaaaaa. Y están también las correspondientes exageraciones… que si el rib eye a la sal de La Nacional es así porque la sal es de Guerrero Negro y la carne es de Sonora y como son de la misma región hay un maridaje perfecto… que si esto, que si lo otro. Bueno, hay hasta personajes místicos que tienen sus “secretos”, ya sabes “… noooo, es que el compadre no quiere decir su receta, siempre trae la carne ya preparada, pero dicen que cuando va a El Gaucho se roba del chimichurri y con eso la marina…”

No es mi intención desestimar ninguno de los factores anteriores, ni los millones que quedaron pendientes por mencionar. Lo que pretendo aquí es hablar del factor que más pesa y el que hace la real diferencia. Puedes agregarle y hacerle todas las magias que quieras, pero ninguna tendrá un impacto tan fuerte como cocinarla en una atmósfera de buen aroma; léase, el humo. Sí, la diferencia entre una carne asada normal y una espectacular está en el humo. Y curiosamente, es a lo que menos le ponemos atención, ¿o no? Damos por sentado que por el hecho de usar carbón de mezquite o de cierta madera, ya todo queda cubierto y es precisamente ahí donde radica el problema.

DOS. El cabrón de mezquite, o de encino, nogal, o de lo que quieras, es lo mismo: carbono. Sí, con “o” al final. Sí, ese, el de la tabla periódica, número atómico 6, con símbolo C; ese mismo. Y también aplica si tu asador es de gas, es lo mismo, estás reaccionando carbono con el oxígeno del aire. Por eso los que venden esos asadores te dicen que no notarás la diferencia. Pues claro, estás cocinando con carbono de cualquier manera!!

El carbón se empezó a usar hace muchísimos años, cuando inició la forja de metales para hacer espadas, armaduras, etc. La razón es que produce más calor que el fuego hecho con leña y eso es realmente sencillo de entender. La leña, por más seca que esté, tiene humedad y muchas otras sustancias volátiles que necesitan absorber calor para evaporarse. Por lo tanto, ¿qué se hizo en su momento? Pues hacer un proceso para que la leña pierda todo eso “indeseable”, colocándola en un contenedor para que no esté en contacto directo con el fuego, iniciando la combustión en el exterior y con un agujero en la parte superior para que por ahí salga todo el vapor de agua y los componentes volátiles.

Y así es, mi querido lector, como se hace el carbón hasta hoy en día. Agarras leña, le evaporas todo y dejas puro carbono.

Ergo, si vas a cocinar con carbón o con gas y quieres algo espectacular, ¿con qué vas a generar los fantásticos aromas que ya no están?

Hay miles de opciones. ¿Te gusta el mezquite? Compra astillas de mezquite, las venden justo al lado de donde están las bolsas de carbón. ¿Te gusta el encino o el nogal? Hay lugares en donde venden esas astillas también. ¿No las pudiste conseguir? No te preocupes, busca hierbas en la sección de verduras y agarra las que te gusten o las que veas por ahí. ¿No pudiste ir al súper o se te olvidó? Agarra hierbas secas de las que hay en tu cocina.

Este es el proceso: si lo que vas a poner es seco, ponlo a remojar en agua media hora por lo menos. Entre más humedad, mas humo. ¿Cuánto pones? Lo que quieras, entre más mejor, pero una buena medida es lo que te quepa en la mano, digamos 1-2 puños. Luego lo envuelves en papel aluminio doble o triple y le haces varias perforaciones con un tenedor en la parte superior. Unos 3 minutos antes de meter la carne levantas la parrilla, pones el paquete encima de las brasas y lo demás… lo demás es derivativo.

Y si el asador tiene tapa, es muy recomendable usarla para concentrar aún más el aroma. Otras recomendaciones: las hierbas que mejor funcionan son romero, tomillo, laurel y albahaca. No recomiendo el orégano. Las mejores maderas son cedro, cerezo, mezquite, manzano y nogal. Tip: el que hace la carne es el que menos la disfruta porque queda con el paladar un poco saturado; entre más lejos estés, mejor.

Hombre, ya sé, yo entiendo que sí hay una diferencia pequeña entre carbón y gas, cómo la hay entre las diferentes marinadas o aromas agregados antes de asar. También entiendo que cada quien tiene su gusto y eso hace que todo esto sea relativo y subjetivo. Pero aquí no estamos hablando de las diferencias pequeñas, lo que estamos buscando es aquello que hace una ¡diferencia dramática!

También entiendo que puedas tener todavía tus dudas, pero ¿un pedazo de papel aluminio y unas cuantas hierbas?… la verdad, no cuesta nada probar. Y ya verás al final mi querido lector, después del fuego y la brasa, cuando tomes el envoltorio y lo abras… encontrarás carbón.

Ándale, ya te entró la duda, ¿verdad?

Pero te advierto, este es un viaje que no tiene regreso. Una vez que prepares una carne de esta manera, no querrás regresar.

Súbete y dale.

 

Juan Valles.

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Entrevista Exitosa, Parte 5… Billetes

Tendemos a creer que hay que empezar a negociar compensación desde la primera entrevista para que al final no nos vayan a “agarrar ahorcados”… FALSO.

¿Qué es lo que típicamente hacemos cuando nos preguntan si consideraríamos un cambio laboral en estos momentos?O si la pregunta es ¿qué tanto te interesa nuestra empresa y la oportunidad? O ¿por qué estás interesado en este proceso? Bueno, pues un poco caricaturizada, pero en general, esta es la respuesta clásica:

“No, bueno, la verdad es que yo no estoy buscando trabajo, me ha ido muy bien, me tratan muy bien en la empresa, estoy por recibir una promoción, mi jefe me adora, los directivos me adoran y me tienen mucha confianza, etcétera, peeeero… nunca hay que estar cerrado a otras oportunidades que haya en el mercado”.

Traducción… “Yo estoy muy bien, pero me puedo cambiar al mejor postor. Si me quieres, te va a costar, ve sacando la chequera”… ¿Por qué será que nos empeñamos en dar esa mala señal desde un inicio? Y si te estás riendo, mi querido lector, es porque ya diste esa respuesta ¿o no?… Pero no te preocupes, riámonos juntos porque yo la di muchas veces antes de dedicarme a mi actividad presente.

Y la verdad es que es la respuesta absolutamente más popular. No te imaginas cuantas personas responden así. Es casi tan popular como esa de que tu principal área de oportunidad es “la paciencia”. Típico, ya te volviste a reír, ¿cierto? Cuando uno la escucha inmediatamente piensa: “mmm… se fue por el estándar, déjame le pregunto de otra manera…”

Bueno ¿y que hay que hacer entonces? Pues sencillo, decir QUÉ te interesa y PORQUÉ te interesa. Y yo sé, suena elemental, pero créeme cuando te digo que es mucho más difícil de lo que te imaginas. A las pruebas me remito. El QUÉ es la vacante, tu nuevo puesto y el PORQUÉ es la empresa, tu nuevo ambiente.

Para que puedas decir QUÉ te interesa de una oportunidad laboral debes saber con certeza y lujo de detalle qué es esa oportunidad. O sea, responder a preguntas como estas:

¿Por qué están contratando a alguien? ¿Qué voy a resolver? ¿En cuánto tiempo? ¿Cómo me van a medir? ¿Quién me va a medir? ¿A quién voy a reportar? ¿Qué tiene en común la gente que ha sido muy exitosa con ese jefe? ¿Cómo está localizada la posición en el organigrama? ¿Cuál es el desarrollo a futuro? ¿Y cómo se alinea todo esto con lo que yo quiero hacer?

Y para que puedas decir PORQUÉ te interesa, deberás responder a estas:

¿Qué compañía es? ¿Es pública, privada, conglomerado, familiar, institucional, de qué tipo es? ¿Cuáles son sus valores? ¿En qué negocio están? ¿Cuánto venden? ¿Quién es su competencia y cómo es su posicionamiento en el mercado? ¿Cómo están sus finanzas? ¿Cómo se ven sus números de los últimos años y sus proyecciones? ¿Cómo es su cultura? ¿Qué dice la gente que ha trabajado ahí? ¿Cómo es el perfil de la gente exitosa en esa compañía? ¿Cuál es la trascendencia trabajar en una empresa así? ¿Cuáles son las 2 cosas sexy de trabajar ahí y cuáles son las anti-cool? ¿Y cómo se alinea todo esto con lo que a mi me gustaría hacer?

Hay muchísimas preguntas posibles, la lista es grande y no necesariamente todas son relevantes para tu situación particular. Pero lo que queda claro es que, primeramente, debes saber muy bien quien eres tú y qué es lo que quieres en tu carrera, de manera que cuando estés frente una oportunidad puedas comparar y decidir. Y queda también establecido que no se puede tener la respuesta a todas las preguntas desde la primera entrevista, sino que es un proceso en el que las vas encontrando conforme avanzas.

¿Para qué entonces desgastarse negociando sueldo desde la primera ocasión?

Vamos a suponer que en alguna oportunidad te entrevistas, que durante el proceso vas respondiendo afirmativamente cada una de esas preguntas y al final resulta ser la compañía de ensueño, con una posición que parece que hicieron para ti, con excelente proyección, un jefe que parece que ya hasta es tu “brother”; en fin, es ese trabajo que todos quisieran tener y con el que tú has soñado siempre. Y ya sabes, haces la comparación metafórica y sientes que traes de novia a la Chimoltrufia y de repente resulta que ¡Megan Fox te pela!… Estás que te queeeemaaaas por empezaaaaaarrrr…Y la pregunta es: ¿Te cambiarías por la misma compensación que tienes actualmente?… Yo sé que la respuesta es sí.

¿Para qué entonces desgastarse negociando sueldo desde la primera ocasión?

Aproximadamente nos graduamos a los 23 y nos jubilamos a los 65. Son 42 años y casualmente un maratón tiene42 kilómetros. ¡Exactamente!… Las decisiones de carrera se toman pensando en el largo plazo, no en lo que te van a pagar el siguiente mes cuando cambies de trabajo.

Por lo tanto, busca ese trabajo que quieres y en el que sabes que estarás absolutamente feliz. Lo difícil y fundamental es hacer y responder las preguntas correctas. Encárgate de eso, porque ESO es lo que negocias.

No estoy diciendo que el dinero no sea importante, lo es y mucho. Tampoco estoy diciendo que no negocies la compensación. Lo que estoy diciendo es que si lo estratégico está bien, negocias al final, pero dejas que tu valor en el mercado, y el mercado mismo, hagan las operaciones… son simples sumas y restas.

Ante una oportunidad laboral, negocias para tener éxito y el dinero llega como una de sus muchas consecuencias.

Juan Valles

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Entrevista Exitosa, Parte 4… Pifias

Tendemos a creer que en una entrevista es conveniente “ocultar” nuestros errores y las cosas que hemos hecho mal… FALSO. Te beneficia hablar de ellos y MUCHO.

Yo sé, es contra intuitivo, tu experiencia te dice que te estás vendiendo y que si se enteran de tus grandes áreas de oportunidad no te darán el trabajo. Pero permíteme demostrar lo contrario con un argumento y luego una situación hipotética.

Primero, si tus áreas de oportunidad efectivamente son serios impedimentos para que te den el trabajo, digamos que son “deal brakers”… perfecto, no lo quieres en primera instancia. Yo creo que todos deseamos un trabajo en el cual podamos ser nosotros mismos, sin estar cargando la “cruz de la apariencia” ¿correcto? Por lo tanto, es absolutamente necesario que estas cosas queden claras antes de que te contraten y no después de 6 meses cuando ya renunciar no es la mejor opción. ¿Para qué quieres tener un jefe que no está dispuesto, o simplemente no tolera “el costo” de trabajar contigo? Todos tenemos uno; ¿cuál es el tuyo y cómo te estás asegurando de que el entrevistador lo sepa?

Asumiendo que el párrafo anterior no te convenció y todavía algo interno te dice que te resistas a la idea de hablar de tus errores, fobias, pifias y áreas de oportunidad, permíteme entonces demostrarlo con la siguiente situación:

Escenario A. Estamos platicando y de repente entra una persona conocida y empieza a decir: “La verdad vengo muy contento por los excelentes resultados de ventas que hemos tenido en mi equipo; en el último año hemos crecido 350% y hemos roto todos los records de la industria; incluso el CEO me comentó ayer que la empresa no había experimentado un crecimiento así en sus 20 años de existencia, lo cual obviamente me llena de orgullo”. 

No te rías, ¿a poco no son cosas como estas las que frecuentemente mencionamos en nuestras entrevistas?  

Claro está que al escuchar esta historia muy probablemente estaríamos pensando: “Achis, como que crecer 350% está medio difícil, sobre todo en una empresa que lleva 20 años en el mercado, ¿cómo le estará haciendo producción para entregar todo lo vendido? Si eso es cierto, ¿entonces qué estaban haciendo los anteriores, a poco eran tan malos? ¿No será que compraron un competidor y se quiere colgar las medallas? ¿Qué tanto de esto será verdad y qué tanto será “flashy factor”? A ver… déjame le pregunto para ver si lo hizo o es cuento”. La verdad podríamos pensar muchas cosas, pero lo fundamental es esto: lo que nos dijo estaría pasando por la tela del juicio.

Escenario B. Llega la misma persona y nos dice: “Acabo de cometer el error más grande de mi carrera… mi jefe me va a correeeerrr!!!…..” Aquí, van a pasar 3 cosas: primero, le vamos a creer, porque ni modo que nos esté tratando de impresionar con eso ¿verdad? Esa persona nos pudo haber estado contando mentiras, pero por el hecho de ser “un error” la aceptamos sin pasarla por nuestro juicio. Te ha pasado ¿cierto? Que diferencia tan dramática ¿no te parece increíble? Segundo, en este caso le vamos a preguntar, pero no para ver si lo hizo, sino para ver cómo le ayudamos… lo has vivido, ya sabes… cuando pasa algo así inmediatamente empiezan a escucharse las expresiones del estilo “No me digaaas, ¿qué te pasóoo? ¡Cuéntame como estuvoooo!”. Y eso, mis queridos amigos, se llama empatía. Tercero, y esto también lo has presenciado, a continuación vamos a tratar de superar su error y se escucharán las típicas expresiones “Nombre, eso no es nadaaa ¡déjame te platico lo que a mi me pasóooo!, lo que le pasó a mi jefe, a una compañera, etcétera, etcétera.

Obviamente, ambas situaciones están un poco caricaturizadas para que se vea más clara la diferencia, pero el punto es el mismo.

Mientras en el primer caso lo que nos dijo lo pasamos por la tela del juicio, en el escenario B le creímos por definición, tuvimos empatía y además nuestra reacción final fue de familiaridad e identificación con nuestra actitud de “es normal, yo ya cometí ese error”. Si la persona que te está entrevistando tiene más experiencia que tú, la pifia que le quieras mencionar ya fue cometida por ella… en su contexto, claro está, pero de seguro ya cometió el mismo error. A ver, ¿Quién no ha copiado a alguien demás en un correo? ¿Quién no ha hecho “cifras alegres” sobre algún estimado? ¿Quién no ha dado una instrucción, olvidó supervisarla y al final que no se hizo anduvo sacando las cosas al último momento? ¿Quién no ha tratado de imponer su punto de vista en una discusión, para luego hacer “el oso” cuando resulta que lo que creía como la absoluta verdad estaba mal?

Así que la siguiente ocasión en que te estés entrevistando, POR FAVOR, no desaproveches la grandiosa oportunidad de hablar de ese proyecto que salió muy bien, pero también de los obstáculos aquellos que lo pusieron en riesgo, aquella parte que “no previmos” y tuvimos que arreglar después sobre la marcha, aquella otra que no salió como se esperaba, aquel detallito que surgió a los 6 meses y que tuvimos que corregir con un “parchecito”. Tampoco dejes de hablar de esas 2 cositas que tus jefes te han estado pidiendo que trabajes a lo largo de tu carrera, ni aquellas otras que son las que desesperan o hacen enojar a tus compañeros o subordinados. 

  • ¿Qué errores has cometido?
  • ¿Qué aprendiste?
  • ¿Cómo te vacunaste para que no pasaran de nuevo?
  • ¿Cómo agrega eso valor a la organización que te está entrevistando?

Si te fijas en lo anterior, mencionar tus errores inevitablemente te lleva a hablar de lecciones aprendidas y el fabuloso proceso de Agilidad para Aprender descrito la semana pasada en la Parte 3. Es el mismo ciclo.

¡Es correcto!… usas el mismo proceso para hablar de tus logros y de tus desaciertos, lo cual obviamente provoca un doble impacto… no desaproveches la oportunidad.

 Tus pifias son las que te hacen persona, y bien utilizadas, te hacen persona que aprende.

 Juan Valles

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Dios No Creó los Átomos

Aunque pienses lo contrario, Dios no creó los átomos y está científicamente demostrado. Pudo haber creado otras cosas, pero los átomos no. Y eso realmente lo complica ¿verdad?, puesto que todo está hecho de átomos… lo que veas, lo que toques, lo que pruebes, lo que huelas, lo que oigas, todo lo que percibas con tus 5 sentidos, todo tu alrededor, todo tú, todo, todo… está hecho de átomos. ¿Y entonces que hizo Dios?

Ya séeeee, ya séeee. El objetivo no es polemizar y el post no tiene nada que ver con religión, nada, así que no vayas a empezar. Lo que pasa, mi querido lector (porque sólo tengo uno, jajaja!!), es que uno tiene que poner una entrada que llame la atención para que la gente se interese. Y bueno, ahora que ya pasó el shock, empezamos con una de las grandes preguntas de la humanidad:

¿De donde salió todo esto? Tú, yo, las montañas, el planeta, el agua del mar, el carbono de las plantas, el calcio de tus huesos, ¿de donde vinieron? Son un 6 y 49 ceros de átomos, ¿de donde salieron?

De las estrellas.

Sí, así es, salieron de soles así como el nuestro.

Y es que ahí, en las estrellas, sucede algo verdaderamente increíble. La capa exterior es hidrógeno que se formó 380 mil años después del Big Bang y es el combustible que la estrella “quema” para formar helio, que luego se fusiona para formar oxígeno, que también se fusiona para formar carbono, silicio y así hasta llegar al hierro, el elemento número 26.

Fantástico, toman hidrógeno y producen básicamente todos los elementos esenciales para la vida. ¡Que espectaculares cocinas!

Y ya que está lista la sopa atómica, ¿cómo llegamos del centro de una estrella hasta aquí? Simple, con un evento que es literalmente muy brillante… brilla más que toda una galaxia entera. Cuando las estrellas son lo suficientemente grandes y se les acaba el combustible, implotan y luego explotan aventando con furia todos esos átomos al espacio. El proceso se llama súper nova y dura nada, como 15 segundos, pero es el parto más grande de la naturaleza… en ese mismo instante… del 27 al 92, el resto de los elementos, son creados.

A partir de ahí, ya tienes los 92 diferentes elementos organizados como una gran orquesta, los sujetas a las partituras gravitatorias y los planetas se forman; luego vienen los bellísimos acordes de la biología y los toques melódicos de la evolución…

Sinfónico.

La siguiente vez que te pregunten ¿de donde eres? Puedes con certeza responder: vengo de una estrella que ya no existe y este anillo de matrimonio que me une a mi pareja lo creó en su lecho de muerte.

Poético.

 

Juan Valles

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Entrevista Exitosa, Parte 3… El Conocedor

En una entrevista hay básicamente 2 maneras de demostrar lo que uno puede hacer: hablando o preguntando…. Lo segundo es mucho más efectivo.

Trataré de explicarlo con una situación hipotética. La verdad, hay una parte que no sé que tan cierta sea y por favor que los enólogos me disculpen, pero al final de cuentas lo fundamental es el concepto general.

Tengo una cena en casa, voy a una tienda especializada en vinos y le platico la situación al sommelier, quien me hace preguntas a cerca del tipo de cena que voy a servir, los tiempos, etc. Y las preguntas que yo hago, como inexperto en el tema que soy, típicamente son del tipo general: “oye, y este vino ¿qué tal está? Y ¿qué tal este? Y ¿este otro?”

Pero, si llega otra persona y le pregunta: “Oye, ¿y cómo les fue con las lluvias y la vendimia en el Valle de Guadalupe?” En cuanto lo haga, el sommelier seguramente concluirá que esa persona SÍ sabe y yo no. Porque parece ser que si llueve poco antes de levantar la cosecha, las uvas tienen más contenido de agua y por lo tanto el vino sabe ligeramente diferente. Obviamente los inexpertos ni nos damos cuenta, pero los conocedores no sólo monitorean si hubo más o menos lluvia y cuándo, también se fijan en los días de sol, en la cantidad de viento y en un muy largo etcétera.

Moraleja: esa misma persona pudo haberse pasado media hora hablando de que fue al festival de vinos de la Ribera del Duero, al de Bordeaux y recitarse todos sus” trofeos”, pero… con tan sólo una pregunta… dejó ver que sí sabe, conoce y puede.

Así que antes de ir a cualquier entrevista debes preguntarte en qué cosas te has hecho muy bueno como resultado de lo que has realizado; qué es lo que le dirías de tu trabajo en una clase de sólo 5 minutos, cuáles son las moralejas, los trucos, las claves para ser exitoso en lo que tú haces, los errores comunes, lo difícil, los tropiezos, las cosas que siempre hay que prever… lo que tú ya sabes porque ya te pasó.

Y una vez que ya pensaste en todo lo anterior e investigaste sobre la compañía que te va a entrevistar, te será muy fácil encontrar tus “preguntas de conocedor”, de manera que cuando las hagas, digan… Este sí sabe, sí puede porque ya le pasó, ya caminó el camino.

Por supuesto que en una entrevista de trabajo te dedicas básicamente a responder preguntas del entrevistador, pero siempre hay espacio para algunas que tú puedes hacer, sobre todo si son para concluir una de tus respuestas. Es decir, te hacen una pregunta, y como dije en el post de la semana pasada; respondes en “bullets”; te piden que expliques uno de ellos; lo haces con detalles, ejemplos, lecciones aprendidas y al final, cuando sea apropiado; les sueltas una pregunta de conocedor. Esa pregunta, además de rematar muy bien, levanta tu imagen profesional y te proporciona información valiosa para las siguientes pasos del proceso.

Probablemente algunos se estarán preguntando qué hacer si las preguntas son de entrevista por competencias. Es decir, las que empiezan con: ¿Qué harías si…? O ¿me podrías platicar alguna ocasión en que te haya sucedido….? Sencillo, respondes de la misma manera: describes la situación y das los bullets, preguntas si quieren oír más sobre alguna parte, si es afirmativo das detalles, ejemplos, lecciones aprendidas y lanzas la pregunta de conocedor.

  1. Bullets, PUM!
  2. Detalles, ejemplos, lecciones, PUM!
  3. Pregunta de conocedor, TÓMALA!!

Cuando respondes de esa manera, lo que proyectas es: puedo procesar toda la información de una situación y sintetizarla; puedo dar detalles porque estuve ahí y lo hice; aprendo de lo que estoy viviendo y con esta pregunta verás que también puedo aplicar lo aprendido en otros negocios o situaciones nuevas. 

Esto último, mis queridos amigos, es Agilidad para Aprender… la competencia que más distingue a la gente fuera de serie.

Juan Valles

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Entrevista Exitosa, Parte 2… Balas

Tendemos a creer que la entrevista es para hablar de nuestra experiencia, para “relatar” quienes somos y porqué estamos donde estamos, léase… nuestros éxitos, todos y cada uno de ellos. Falso. Quien sea que te va a contratar, lo hará para que resuelvas algo… te buscan porque hay algo que lograr, problemas que solucionar y cosas que cambiar. ¿Para qué entonces necesitarían a alguien ahí, si todo marcha sobre ruedas?

Por lo tanto, lo que les interesa escuchar es qué problemas has resuelto, cómo los resolviste y qué aprendiste en el proceso. Por ejemplo, si alguien está buscando un contralor con amplia experiencia en inventarios, pues evidentemente es porque traen un problema precisamente ahí. Puede ser que el inventario físico no concuerde con el sistema, puede ser que las entradas y salidas no estén registradas apropiadamente, puede ser que los BOM no reflejen la realidad, etc. Pero la clave está en que durante la entrevista lo que les va a interesar es escuchar que te ha pasado a ti con inventarios, cómo lo resolviste y qué aprendiste.

Y cuando estás ahí, en realidad muchas veces no sabes a ciencia cierta que es lo que el entrevistador está buscando, por lo tanto, no tiene sentido arrancarse relatando TODA nuestra carrera y logros, si lo que al final de cuentas están buscando son experiencias en algunas áreas en particular.

Luego entonces, hay que hablar en bullets. Sí, así es, tal cual explicas en una presentación de PowerPoint a tus superiores, en donde tienes un renglón para decir cada cosa, lo que digas debe ir al grano, ser numérico, específico y ya que presentas el slide te hacen preguntas sólo de lo que les llama la atención. Es correcto, así mero.

Es curioso, pero mucha gente al responder da primero TODO el contexto y al final… A VECES, ni responde la pregunta. Por ejemplo:

Y dime, Martín, ¿qué proyectos de mejora continua has llevado a cabo en tu área últimamente? Bueno, hace 2 años tuvimos una reunión de planeación estratégica en Cancún, a la que fui invitado por mis buenos resultados, a pesar de no tener el nivel de Director todavía, y ahí estuvimos viendo los planes de la empresa a 5 años. Derivado de esa sesión de trabajo hemos venido implementando acciones muy concretas en mi departamento y estoy muy contento porque hemos logrado excelentes resultados.

Traduciendo… este candidato con su respuesta “elegante” quiso decir: soy muy bueno porque los directivos me dan consideraciones especiales, participo en las decisiones importantes de la empresa, hago muy bien mi tarea y me saco buenas calificaciones. ¡Achis! ¿Y por qué te voy a creer? ¿Sólo porque me lo dices así nada más sin datos ni evidencias de ningún tipo? Dices que te sacas buenas calificaciones y que los maestros te ponen estrellitas, pero… ¿y la boleta, apá?

Yo sé que varios se están riendo, pero créanmelo, es muy común escuchar este tipo de respuestas.

El proceso debe ser así: Tú debes responder el QUÉ y ese “qué” debe incluir el CUANTO. De nuevo, bullets, cada uno de ellos cubre un QUÉ y un CUÁNTO has logrado. O sea, enséñame la boleta, quiero ver que materias llevas y cuánto te sacaste en cada una. Luego, si al entrevistador de llama la atención un bullet en particular; o sea, ya vi que eres buen chavo en general, pero a nosotros nos interesa que expliques cómo le hiciste para pasar de 8 a 10 en Biología; te va a preguntar obviamente porque ahí es donde tienen los problemas que tú vas a arreglar cuando te contraten y en ese momento evidentemente debes dar todos los detalles de QUIÉNES, CÓMO, DÓNDE, CUÁNDO y sobre todo, los OBSTÁCULOS saltados y las LECCIONES aprendidas.

Visto de otra manera, primero debes mostrar las balas que has disparado y las batallas en las que lo has hecho; luego te van a pedir que expliques algunas de ellas y cuando lo hagan, debes hablar de los detalles que comprueban que estuviste ahí, que lo hiciste, que saltaste las barricadas, que tienes algunas cicatrices de la batalla y que estuviste todo el tiempo al pie del cañón.

La experiencia se mide en lecciones aprendidas.

¿Dónde están tus balas?

Juan Valles

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Entrevista Exitosa, Parte 1… Superman

Tendemos a creer que en una entrevista de trabajo debemos mostrar nuestra mejor cara porque “somos un producto y nos estamos vendiendo”. Cierto… pero esa creencia muy frecuentemente nos hace llegar casi-casi con nuestra capa roja, mallas azules y botas… y luego empezamos a hablar de que tenemos pecho de acero, visión de rayos X, volamos más rápido que un avión, etc… ¡¿a poco no?!… Te estás riendo porque te ha pasado, lo sé.

Bueno, pues a continuación quiero comentar una manera simple de no caer en el supermanismo. Supongamos que terminando de escribir esta entrada del blog voy a la oficina de un compañero de trabajo con quien tengo una relación muy cercana y le digo en tono muy ejecutivo la típica frase de entrevista… léase: egocéntrica, exagerada y sin dar datos numéricos y específicos. Como esta:

“La verdad es que estoy muy contento por los excelentes resultados de mis publicaciones, Jorge… inicié hace unas semanas y he tenido un gran número de visitantes, muchos se han suscrito, e incluso he recibido algunas invitaciones para dar conferencias. Es algo que la verdad no me esperaba, y bueno, ahora estoy con mucho trabajo extra, pero muy contento gracias a Dios.”

¿Qué creen que me diría mi compañero de todo esto? Pues obviamente la también típica frase del amigo: “mira, bájale mi chavo, que nos conocemos bien y a otro perro con ese hueso. Además háblame bien, ¡soy yooo, Jorge!”

Ahí está entonces. Si quieres evitar el supermanismo y verte con confianza, desenvuelto y fluido en una entrevista… simplemente imagínate que la otra persona te conoce bien y que son compañeros cercanos. Yo sé que parece algo muy pequeño y simple, pero créanmelo, no es tan fácil de lograr y además, cuando estás del otro lado del escritorio hace toda la diferencia del mundo entre un candidato y otro. Y si lo piensas es medio paradójico… si te va bien en la entrevista, esa persona de hecho será tu compañero de trabajo… Por lo tanto, si quieres que lo sea… pues imagínatelo como tal desde un principio.

El punto es este: las empresas no contratan supermanes porque saben que no existen. Luego entonces, ¿por qué dedicar tanto esfuerzo a pretender ser uno?… Superman es acartonado y no es natural… Sé tú, no él… Pero también debe quedar claro que con esta analogía del amigo cercano no estoy diciendo que seas informal… para nada.

Esto es lo que estoy diciendo: en una entrevista debes ser naturalmente formal y formalmente natural.

Juan Valles

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La contraoferta…

Aceptaste una oferta de trabajo, renuncias y en tu compañía te hacen una contraoferta para retenerte. Tú te sientes halagado y tentado.

Sí claro, pero ten cuidado porque aceptarla, o siquiera considerarla, te va a costar de alguna u otra forma.

Hablemos de dinero:
1. Hacer una contraoferta para retener con dinero probablemente sea demasiado tarde. Si en tu empresa existe una buena política de compensaciones, entonces saben cuanto vale cada posición en el mercado y te pagan de acuerdo a lo que vales desde un inicio.

2. Cuando ya tienes una oferta en la mano, si eres profesional, debiste haber hecho toda la “suma y resta de tangibles e intangibles” y, si aceptaste, quiere decir que te vas porque es mejor. Por lo tanto, al aceptar una contraoferta, lo que estás diciendo es que el dinero y únicamente dinero es lo que hace la diferencia para ti. No es una buena señal en ningún momento de tu carrera.

3. Aunque te quedes y parezca final de “todos contentos”, la confianza estará rota. ¿Cómo puede saber tu compañía que no te metiste al proceso de entrevistas sólo para lograr una oferta y negociar? ¿Serás a caso tú una persona a la que no le importa hacer perder el tiempo a los demás con tal de obtener más dinero? La duda siempre les quedará.

4. El dinero es como la adrenalina, un estímulo de muy corto plazo. Al cabo de poco tiempo te vas a acostumbrar y vas a estar otra vez buscando nuevos horizontes, sólo que esta vez, como ya ganas más, será más difícil encontrar una buena oferta, e inclusive a lo mejor tu compensación ya no está dentro de mercado.

Hablemos de desarrollo profesional:
5. Vamos a suponer que te retienen con la promoción que estabas esperando desde hacía tiempo y que no llegaba. Primeramente, si saliste al mercado a buscar desarrollo, la nueva oferta de trabajo debe reflejarlo. Si no es así, entonces el mensaje que mandas es que no eres serio. ¿Buscas lo que no tienes y no lo encuentras, pero como quiera te vas? Segundo, si no lo encontraste, es posible que sea debido a que para el mercado todavía no estás listo para ese puesto que sigue, y de ser así, ¿entonces por qué en tu compañía sí deberías obtener la promoción? Quedas mal de cualquier forma.

6. En caso de que hayas encontrado el desarrollo que estabas buscando en otra empresa y tu compañía ahora te iguala esa posibilidad, como quiera no debes aceptar la contraoferta por esta sencilla razón: tú no tenías algo, alguien más te lo ofrece porque cree que lo mereces, acto seguido, en vez de premiar a los que sí vieron tu potencial ¿estás premiando a los que no lo vieron?

7. Suponiendo que tu compañía trata de retenerte hablándote de grandes planes que tienen para ti y de tu potencial para llegar a ser el director general, tampoco debes aceptar. Primero, sí eres tan bueno, en otro lado también lo serás. Segundo, si existen esos grandes planes para ti, ¿por qué no lo sabías? ¿No hubiera sido más fácil comunicártelo con oportunidad para que tú ni siquiera voltearas a ver otras opciones?

Hablemos de la ética y el profesionalismo:
8. ¿Qué tal si alguien llega contigo y te dice: o me das “esto” o renuncio? ¿No es acaso una amenaza inaceptable? Si la aceptas la contraoferta te estás prestando precisamente a eso, sólo que visto desde otro ángulo.

9. Tú ya aceptaste una propuesta, la firmaste y muy probablemente hasta te comprometiste a iniciar labores en cierta fecha. Si te quedas, lo que estás diciendo es que tu firma y tu palabra pueden cambiar según te convenga. Eso, es un mal mensaje desde cualquier punto de vista.

10. Algunas veces te juegan el chantaje emocional para retenerte, pero aunque te hagan ver tu suerte y te digan que eres desleal y “traidor”. Si te quedas serás traidor con la empresa con la que ya firmaste y no existen los “traidores de un lado y leales del otro” ¿o si? Es al revés, si te vas, tienes principios y eres profesional… aunque te digan lo contrario. Si te quedas eres traidor… aunque te digan lo contrario.

Conclusión:
Aquí hay 10 razones para no aceptar una contraoferta y en realidad hay muchas más, pero al final, esto es lo que debe quedar claro: que te hagan una contraoferta no es un halago profesional, sino todo lo contrario, porque como ya vimos, aceptarla siempre te va a costar. Por eso está mal considerarla, incluso hasta deberías molestarte ¿Por qué te ponen algo en la mesa que te va a costar a ti? Te puede costar en lo profesional, en tu credibilidad, en la confianza, en lo ético y algunas veces te va a costar dinero, pero siempre te va a costar. ¿Lo vas a pagar?

Te reto a que encuentres una razón para aceptar una contraoferta que no te cueste en algún momento del tiempo. No hay.

 

Juan Valles

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Súbete y dale…

Es algo tan simple… pero absolutamente de otro mundo… cuando son como son… caen todavía infladas en la mesa y te queman las manos cuando las agarras… luego las aplastas y sale vaporcito que puedes ver a contraluz… así es como es… es muy difícil de explicar, pero yo sé que lo has vivido

Son tan… que a veces sólo necesitan… sal… para hacer un taco que…

Cuando son como son… las muerdes y es como si viajaras en el tiempo… todo tipo de recuerdos y pensamientos pasan por tu cabeza… es un arrebato de emociones… es todo un viaje… sabes a que me refiero porque has estado ahí… ya las has probado… son esas tortillas que te cambian para siempre… de esas que perfuman toda la casa… de las que se huelen a una cuadra de distancia… y cuando tu olfato las detecta te jala hacia allá… es irresistible… es un piloto automático… yo sé… las has probado… todos los que vivimos aqui las hemos tenido en nuestras manos… y ahorita mismo se te está haciendo agua la boca… yo sé… y no es mi escritura… tampoco es tu mente… son ESAS tortillas desabueladas que tú y yo hemos probado… mágico.

Y como toda magia… sólo viven por un instante… hay que comerlas recién salidas del comal porque cualquiera que lo haya hecho sabe muy bien que cuando ya las pones en la canasta y las tapas, después de unos minutos ya no son iguales… la consistencia cambia… no es igual… no es lo mismo.

Anécdota verídica. Mi mujer hace un caldo tlalpeño que es otro rollo y si lo prepara en fin de semana yo hago las tortillas. Sí, ya sé lo que estás pensando… Oye… ¿tlalpeño con tortillas recién hechas?… ¿qué más quieres? Pero un día le dije a mi racita que tenían que probarlas del comal para que vieran la diferencia y que cuando lo hicieran, ya no volverían a quererlas de otra manera. Y bueno, como era de esperarse, después de esa ocasión todo cambió… ahora se sientan ellos en la mesa con su caldo y yo les voy sirviendo las tortillas como van saliendo… quemantes, tostaditas, infladitas… ya sabes de cuales… porque ya no es igual… no es lo mismo… ahora es como es…

Bueno… ¿y qué son las tortillas?… Bueno, pues son maíz, cocinado en agua con cal (nixtamalizado), lo mueles, le agregas agua y sal… aplastas la masa para darle la forma, las pones en un comal y ya…. Hay por supuesto de maíz blanco, amarillo, azul, etc., y también hay de Maseca, que no es más que harina de maíz y por su facilidad de proceso, hoy en día son las más populares… inventadas en Nuevo León, por cierto.

BLA, BLA, BLA….

¡¡EQUIS!!… lo absolutamente fundamental es esto: sean de nixtamal, del color que sea, de Maseca, o de lo que quieras… es lo mismo… tres ingredientes: maíz, agua y sal.

A ver, pero veamos más despacio… ¿maíz, agua y sal?… ¿Cómo es posible que tanta gloria salga de tan solo 3 ingredientes? ¿Acaso somos un país bendito?… Bueno, sí, pero eso no tiene nada que ver con las tortillas.

Y entonces… ¿de donde sale la magia que sentimos al comerlas? ¿Es la historia? ¿La costumbre? ¿Acaso es el comal? ¿El agua? ¿La sal?.. ¿Es la mano que amasa? ¿El talento de la doñita que las hace?… ¿Acaso hay un gen especial para eso? ¿Es hereditario?

Ninguna.

No es nada… y al mismo tiempo es todo.

Es la práctica. Entre más tengas, mejor te salen, pero tampoco necesitas tanta, para la cuarta o quinta vez que la hagas ya van a estar bastante bien. Que te quede absolutamente claro, NO hay un gen especial, ni un don, ni talento, ni sazón, ni mano para la cocina… FALSO.

Cocinar es andar en bicicleta… te subes, le das, te caes, te levantas, le vuelves a dar, te vuelves a caer, te vuelves a levantar y le vuelves a dar… y en unos pocos intentos… ya estás en 2 ruedas… Todos estuvimos ahí… y todos sabemos que, primero… cualquiera puede andar en bicicleta y segundo… te subes y le das… así de simple… te subes y le das.

¿A poco no te pasó esto?… Cuando te ibas a subir por primera vez, lo primero que pensaste fue que no lo ibas a lograr, ¿cierto o no?… ¿2 ruedas?… ¿cómo?… Y sin embargo en unas cuantas horas ya no te caías… en unos días ya eras experto y andabas a toda velocidad buscando las bajadas para soltarte de manos… y en unos meses ya andabas haciendo todo tipo de trucos, todo un Pro.

¿Y a poco no nos pasa esto hoy en día?… vemos la tele y nos da envidia de la buena ver a un chef preparar una receta fenomenal en uno de tantos programas… y nos gustaríííííaaaa hacerla… pero luego terminamos por pensar, bueno no… lo que pasa que esa persona nacióóóó para eso, verdad… como la abuela, ¡¡qué bárbara!!… esa nomás de ver el sartén sabía si le faltaba sal… ¡¡cocinaba con los ojos!!… Hellooooouu???… La abuela llevaba años haciendo la misma receta y por eso sabía con tan solo verla que había que hacer… El chef parece que tiene un “talento especial” porque lleva años cocinando 10 horas diarias… y tú… te veías como todo un Pro cuando andabas a toda velocidad y sin manos.

Súbete y dale.

Agarra un paquete de Maseca, pon la mitad en un recipiente, agrégale una cucharada de sal, unas 2 tazas de agua, la mezclas bien, y le vas agregando más, si necesita, hasta que la consistencia sea la que tu creas que debe ser. Prendes el comal a fuego ¾, si el comal es grueso, mejor, pero también en los delgados salen bien. En lo que agarra calor muy bien (20 minutos) dejas la masa descansar, luego haces bolitas del tamaño que quieras, las aplastas en medio de un plástico de bolsa y si no tienes prensa usas un plato o cualquier cosa plana en contra de la cubierta de la cocina y ya, las pones en el comal y cuando se puedan despegar las volteas y ahí le vas dando. Las primeras quedan mal, obviamente, pero no te preocupes… irán mejorando. Todos tenemos el gen para cocinar, sí… ¡¡es el gen del sentido común!!

Ya.

Te puse la receta más sencilla de todas, Maseca, sal y agua. Te demostré con una analogía que esto no es de tener mano ni sazón… así que agarra la bicicleta, súbete y dale. Haz tortillas o lo que quieras este fin de semana… junta a los tuyos, y… si no sale bien… ya habrá otro fin de semana y luego otro, y luego otro…

No seas cobarde… no necesitas saber… agarra una bicicleta, la que quieras… y dale hasta que seas Pro… No hay excusa para no juntar a tu racita.

Súbete y dale.

Súbete y dale.

Súbete y dale.

Créeme cuando te digo… llegará el día en que cuando hagas tortillas, o lo que sea que hagas… la gente hará fila…

Juan Valles

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Agilidad para aprender; muy apreciada hoy…. pero mucho más en el futuro

Las compañías relojeras están haciendo cada vez piezas más caras para mantener sus ventas y eso es derivado de que los jóvenes ya no usan reloj de pulsera; si quieren saber la hora simplemente voltean a ver su celular… Nadie se imaginó hace unos años que un teléfono iba a desplazar al tradicional reloj, el compañero indispensable.

Hay muchísimos ejemplos que muestran lo que a todas luces es un hecho conocido: el mundo está cambiando muy rápido y lo hará cada vez más. El ritmo es vertiginoso, los cambios son muchos, grandes, muy frecuentes y los más importante; se sienten.

El mundo se ha convertido en una montaña rusa.

Lo que los estudiosos del talento han aprendido en los últimos años es que las personas que mejor libran, o que inclusive crecen en ambientes como el que tenemos enfrente, son los que tienen agilidad para aprender; pero no aprender de un pizarrón, en un curso o en un libro, sino los que tienen agilidad para aprender de la experiencia que están viviendo.

No sabemos que nos depara el futuro, nadie lo sabe. Lo que sí sabemos es que será increíble, lo que hemos visto hasta ahora no es nada comparado con lo que veremos. Dos ejemplos:

1. En un futuro no muy lejano, si tienes un problema en alguno de tus órganos, el corazón por ejemplo, tu doctor va a tomar una muestra de tus células y te va a imprimir uno nuevo, igualito al tuyo, nuevecito y sin riesgo de rechazo. ¿En una impresora?… Sí, así como se oye, te lo van a imprimir.

2. Estamos a unos años de crear la primera célula hecha a partir de moléculas. Y eso va a cambiar, para empezar, la mismísima definición de lo que es vida.

Y no sólo hay ejemplos en la biología y medicina, también hay en las tecnologías de información, en el ramo de la energía, en nanotech y en donde quieras buscarle. La inercia del cambio es enorme e imparable y por lo tanto, lo peor es negarlo, o resistirse. ¿Qué hemos aprendido de la evolución? Muchas cosas, pero la más importante y fundamental es una cruda y poderosa verdad: CHANGE OR DIE.

La pregunta entonces es… qué tanta agilidad para aprender tienes y qué estas haciendo para mantener ese músculo del aprendizaje fuerte y sano. Pero de nuevo, no es aprender de libros o Internet, es aprender de lo que estás viviendo, es en primera instancia conectar los eventos que te rodean.

Por ejemplo, el de los órganos impresos tendrá amplias implicaciones en nuestras vidas: si nos pueden reemplazar los órganos que no funcionen apropiadamente ¿cuántos años vamos a durar entonces? ¿Qué vamos a hacer con todo el tiempo adicional? ¿Qué pasará con nuestro cerebro, iremos a tener cuerpo de joven con cerebro de viejito? ¿A que edad nos deberíamos retirar? ¿Qué va a pasar con los seguros de vida y gastos médicos? ¿Qué va a pasar con los planes de pensión? En el segundo caso, de entrada imagínate las preguntas… si podemos crear vida partir de viles químicos, ¿entonces que somos nosotros? ¿Sólo átomos organizados? Aquí, además de las implicaciones religiosas obvias, están las políticas, sociales, educativas, pero sobre todas ellas están las tecnológicas y económicas. Si podemos crear células por diseño, ¿podríamos hacer unas que se coman el moho de los baños?… eso cambiaría el negocio de los limpiadores ¿o no? ¿Y qué tal si hacemos unas que sean cazadoras de caries?… eso cambia el negocio de los productos dentales y los dentistas… toda una industria. Y si ya estamos en eso, ¿por qué no hacer unas como las de las glándulas mamarias de las vacas, pero que hagan leche humana?… eso cambia la industria láctea y la de los alimentos para bebé. Y si ya tenemos eso, para que queremos las vacas ¿para la carne?, no las necesitamos, también tenemos otras células que producen músculo vacuno de manera mucho más eficiente, las vacas gastan casi todo lo que se comen en caminar, respirar y simplemente ser vacas. Y si ya tenemos la leche humana, que es el alimento completo por excelencia, ¿para que queremos todos los demás alimentos? ¿Irá a cambiar la cadena alimenticia?

¿Qué tanto de esto va a pasar y cuándo? No lo sabemos, pero lo que está claro es que nuestra capacidad para ver las implicaciones y adaptarnos al medio será la única ventaja. ¿Cuántas industrias completamente nuevas se crearán? ¿Cuántas dejarán de existir? ¿Cuántas personas empleadas serán beneficiadas y perjudicadas en el proceso? ¿Qué nuevas habilidades tendrán que adquirir? ¿Qué habilidades quedarán obsoletas? Tampoco lo sabemos, pero vuelve a quedar claro que tu agilidad para aprender será la clave de tu sobrevivencia profesional.

¿Te preocupa? Piensa en esto: A la mayoría nos gustan las montañas rusas, muchos incluso levantan los brazos para disfrutar más el recorrido; Y sin embargo… el contraste es que a la mayoría no nos gustan los vertiginosos cambios y la incertidumbre en la que el mundo está cayendo, nos hacen sentir incómodos e inseguros. ¿Por qué?

Levanta los brazos.

Juan Valles

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Sexo… a cambio de morir.

Crecemos sabiendo que vamos a morir simplemente porque todo muere. Pero en realidad, la muerte es un invento relativamente nuevo. ¿QUÉEEEE??!!… ¿Y según tú, Valles, de donde salió si no estaba aquí? Y ¿a cambio de qué?… Fue a cambio de sexo, esa es la respuesta.

¿Intrigante?…. bueno, esto va a ser fácil de entender y te va a dejar pensando, pero hay que ir por partes.

Nuestras células se reproducen dividiéndose, es decir, simplemente se parten en dos. Se llama mitosis, pero eso no importa, lo que importa es que las células hijas salen de la mamá cuando ésta se divide y ambas son genéticamente idénticas. Y después de unas 50 veces de dividirse… mueren. Cada una produce unas 50 hijas y luego… adiós mundo cruel. ¿Y que tiene de raro? Nada… aparentemente.

Pero este es el issue. Las bacterias también son células y también se reproducen dividiéndose, pero la gran diferencia es que ellas no mueren. Es correcto. A menos que les eches cloro o algo que las mate, ellas no mueren. Es decir, no mueren de viejas como nosotros. Y no solo no mueren, lo más sensacional es que ¡¡simplemente no envejecen!!… Es correcto, mientras vivan en algún “rinconcito sin sobresaltos”, pueden tener millones de años y simplemente siguen reproduciéndose como el primer día, igual de jóvenes y saludables.

Ahora, la vida inició en la tierra hace 4 mil millones de años con bacterias y de ahí evolucionamos todos, ¿correcto? Y lo que llama la atención es que la mayor parte de todo este tiempo ha sido vida microscópica la que ha poblado el planeta. Los anfibios, dinosaurios, mamíferos, animales superiores y nosotros realmente aparecimos hace poco. Los humanos llevamos solamente 130 mil años aquí, ni un millón siquiera, y comparados con 4 mil millones, obviamente no es nada.

Entonces, durante la mayor parte de la evolución… la muerte no existía… no estaba aquí. Y… ¿de quién fue la genial idea, si se puede saber?

Fue a cambio de sexo, pero no crean que fue para beneficiarnos a nosotros, fue un cambio adecuado para la naturaleza. Ella fue. La reproducción sexual provee más diversidad porque los hijos poseen una combinación del DNA de ambos padres, mientras que en las bacterias el DNA de la hija es idéntico al de la madre. Y en la evolución la diversidad significa más posibilidades de adaptación y por lo tanto es mejor.

Y cuando los padres pasan la información genética a los hijos vía el DNA, el cuerpo se vuelve un sobrante y… adiós mundo cruel. Toda la evolución es eso… pasar la información genética a la siguiente generación. El DNA es conocimiento acumulado y eso es lo que vale para natura, el resto son “átomos reciclables” para fabricar otras formas de vida.

La naturaleza nos dio el sexo para mejorar SU proceso evolutivo y una vez que tiene nuestro DNA, los que le importan son nuestros hijos mientras lo pasan a la siguiente generación y una vez que lo hagan… los va a matar igual que a nosotros.  

Ella es caprichosa, egocéntrica… DIVA. Pero es la madre de todos y es tan bella que se necesitan poetas para describirla.

Juan Valles

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El fuego… amor atómico

Desde que lo descubrimos, nos reunimos al rededor de él. Es innegable. Hay por supuesto razones prácticas, históricas, antropológicas y muchas otras, pero la que yo quiero platicar aquí es una que tiene su base en lo científico y al mismo tiempo es poética.

Hay toda una serie de detalles técnicos para explicarlo, pero digamos simple y sencillamente que los átomos se agradan de diferentes maneras y hay algunos que absolutamente se adoran. El carbono y el oxígeno son una de esas parejas. Juntos forman CO2 (dióxido de carbono) y es una molécula absolutamente estable, estos dos se adoran tanto que es muy difícil separarlos. Hay básicamente una manera de hacerlo, pero requiere de 2 cosas: una gran cantidad de energía y un propósito trascendente.

Es correcto, se necesita la energía del sol para romper los enlaces que los unen y eso es precisamente lo que sucede en las plantas y árboles, que toman el CO2 del aire y lo separan por un lado en carbono, que el árbol combina con el hidrógeno del agua para hacer “más árbol” y crecer; y por el otro en oxígeno que es liberado al aire. Es maravilloso, el árbol separa ese amor tan grande para crear vida, usando la energía del “fuego mayor” y en el proceso nos da vida a nosotros para poder respirar.

Y después de muchos años de estar el carbono confinado en el árbol dándole vida y el oxígeno dándonos vida a nosotros, un día, tiramos el árbol y lo hacemos leña que luego apilamos y con tan sólo un cerillo pequeño iniciamos una reacción entre el carbono del tronco y el oxígeno del aire para formar nuevamente CO2. En el proceso, toda esa energía que el árbol usó para separar los amores ahora es liberada en forma de calor y si lo piensas… no es más que sol almacenado… Fantástico.

El fuego reúne a los amores eternos y la llama no es otra cosa que los abrazos y besos del gran reencuentro entre carbono y oxígeno. Años separados y ahora juntos nuevamente. Y lo mágico es que alrededor de esa hoguera, desde tiempos remotos, nosotros nos abrazamos con nuestros familiares y seres queridos. Ciertamente poético.

La naturaleza es bella y elegante. Detrás del fuego están algunos de los principios que mueven el universo, pero también hay historia, magia y poesía. Préndelo por lo menos una vez a la semana y reúne a los tuyos. Cuando ya esté listo pones cualquier cosa que tengas en el refrigerador, lo que hagas quedará fantástico porque estará cocinado con amor… amor de los tuyos…. y amor atómico.

Juan Valles

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Empleabilidad en la Edad Madura

¿Quién inventó eso de la edad madura? No existe tal cosa. Está en la mente, como todo lo demás; y reside ahí en donde están nuestros otros límites, sí, esos que terminan siendo nuestras áreas de oportunidad.

La verdad es que no sabemos quien lo inventó, pero seguramente fue el mismo que inventó eso de que a los 50 ya no puedes correr y saltar. Con proporciones guardadas, la verdad es que esa edad puedes correr y saltar aún mejor que a los 20. Claro, siempre y cuando hayas permanecido ejercitándote durante los 30 años subsiguientes y ahí es donde precisamente está la diferencia.

La empleabilidad es un músculo.

Y sin embargo, el hecho es que un gran número de nosotros se pregunta constantemente si ya llegamos a esa edad en la que ya no es uno contratable. Y por si fuera poco, también nos preocupamos por el estado de la economía y la consecuente oferta de empleos en el mercado. ¿Por qué tendemos a preocuparnos por cosas que no están realmente en nuestro control?

Lo que sí está en nuestro control es mantener el músculo de la empleabilidad fuerte y sano, porque aún en las épocas de profunda crisis, como en el 2009, hay mucha más gente con trabajo que gente desempleada. ¿Por qué los Rolling Stones, que ya están llegando a los 70’s, siguen llenado los estadios más grandes del mundo? ¿Qué no se supone que la edad para el rock es cuando está uno joven? La respuesta es sencilla: porqué tienen muchos clientes para lo que ellos hacen. Le gustan a mucha gente y hacen filas para comprarles. Ergo, son muy empleables.

El mensaje es claro; si no estás en el top de tu profesión, actúa en consecuencia. La edad madura es la mejor época profesional, si te preparaste. ¿Y cómo prepararse?

Parte 1, debes tener las mejores prácticas en lo que haces y para eso están las asociaciones profesionales, en las que personas con la misma actividad se reúnen a compartir experiencias y asuntos comunes. También hay maestrías, diplomados y cursos de actualización. Además, hay muchos foros de discusión, grupos y redes sociales en Internet. Afortunadamente, hoy en día todo está a 2 clics de distancia. Por ahí hay que empezar; tienes que saber en donde estás parado.

Parte 2, debes entender muy bien que la experiencia no se mide en años ni tampoco en la cantidad de cosas que sabes. “Saber” no es ventaja competitiva, el conocimiento es público y está en Internet. La experiencia se mide en lecciones aprendidas. Experiencia es responder a preguntas como estas: ¿En qué cosas te hiciste muy bueno como resultado de los trabajos que has tenido? ¿Cuáles son las 2 ó 3 cosas que hacen la diferencia entre el éxito rotundo y el mediano desempeño en el puesto que tú tienes? ¿Qué es lo difícil de tu trabajo? Ahí, en las respuestas a esas preguntas, están tus ventajas competitivas. Ahí está lo que el mercado te comprará, pero no harán fila si tú mismo no lo sabes con absoluta claridad.

Parte 3, debes mantener la mente joven y fresca, para lo cual describo estas maneras, pero hay muchas otras y al leerlas te darás cuenta de qué se trata.

  • Cambiar de responsabilidad cada 4-5 años ayuda mucho a que tu mente tenga que aprender cosas nuevas, especialmente si ese cambio implica un departamento diferente a tu área, o vivir en otra ciudad o país.
  • Tomar cursos o incursionar en aficiones que no son habituales en nosotros, y entre más opuestas, mejor.
  • Futurear. ¿Quieres saber lo que va a pasar en 5, 10, 15 ó 20 años? Lee revistas y libros de divulgación científica. Lo que la ciencia está haciendo ahorita va a cambiar el mundo mañana. Tienes que saberlo.
  • Estar en contacto con lo que los jóvenes están haciendo. ¿Cuántas reuniones al año tienes con jóvenes para aprender de ellos? Seguramente ninguna porque piensas que todavía no saben nada, ¿correcto? ¿Sabías que para los chavos de secundaria y prepa el correo electrónico ya está obsoleto? Se comunican vía Facebook, Twitter y mensajes de texto. Definitivamente ellos no lo usan como nosotros y cuando lleguen al mercado laboral van a marcar esa tendencia. Podemos discutir si la forma de comunicarse es la que debería ser o no, pero el hecho es que si no te das el tiempo de observar, aprender y participar estas tendencias, de repente te vas a dar cuenta de que te quedaste atrás.

Cuando quieres mantener tus músculos fuertes y sanos, ¿qué haces? Pues los alimentas muy bien con una dieta adecuada y los ejercitas, así de simple. Bueno, pues eso es lo que acabamos de describir. La parte 1 es la alimentación de tu músculo de la empleabilidad, la segunda es la asimilación de ese alimento (lecciones aprendidas) y la tercera es el ejercicio. Cuando nos ejercitamos, lo que estamos haciendo es forzar nuestros músculos un poco a la vez, para que podo a poco vayan adquiriendo volumen y fuerza. Así que la pregunta es si estás forzando o estirando tu mente, o simplemente la tienes en su zona de confort con lo que ya domina para que “no se canse”. ¿Conoces a alguien que se haya muerto por pensar demasiado?

 Y ahora que ya quedó claro que la empleabilidad en la edad madura empieza desde mucho antes, debemos hablar de lo que es recomendable hacer, si por alguna razón el desempleo te tomó por sorpresa con tu músculo de la empleabilidad deteriorado, que por cierto es muy común. Bueno, pues regresemos a las 3 partes básicas. Vamos a suponer que no estás en las mejores prácticas de tu profesión y que no sabes ni cuales son, ni por donde empezar. Vamos a suponer también que tampoco tuviste o te diste la oportunidad de mantener la mente joven y fresca y además, que por lo anterior, por la economía familiar, la poca demanda de  empleos, el gobierno y la inseguridad, te encuentras en una profunda crisis de depresión profesional. Parece que todo se alineó y además este artículo termina por hacerlo peor.

A pesar de que todo eso se pueda combinar, lo que no va a cambiar es tu experiencia. Esa es tuya, de nadie más y vale dinero, siempre y cuando te enfoques en lo que asimilaste en todo este tiempo.  De nuevo, no se trata de años, ni de saber cosas, se trata de lecciones aprendidas, ¿qué has aprendido mejor que nadie? ¿Ante que tipo de situación o problema te llaman a ti porque nadie lo resuelve mejor? Ahora, hagamos un ejercicio de sentido común: el mercado laboral es muy grande (unos 45 millones de personas en México) y alguna de esos 45 millones de personas tiene un problema que no la deja dormir y que tú eres la persona más indicada para resolverlo. Esa persona es tu nuevo jefe. La pregunta es quién es y en dónde está. Es lo único que hay que resolver para que te emplees de nuevo.  ¿En qué hay que ser muy bueno para ser muy exitoso en tu último trabajo? ¿En qué tipo de empresa y puesto son muy valuadas esas habilidades? ¿Quién es el jefe de ese puesto? ¿Cómo entro en contacto con él?

Se de antemano que las respuestas a todas estas preguntas no son fáciles, pero si haces el ejercicio te sorprenderás y no necesitas millones de clientes como los Rolling Stones, necesitas uno. Encuéntralo.

Juan Valles

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